13.770 millones

Un estudio de la Universidad de Cornell ha desvelado que el universo tiene 13.770 millones de años, cuarenta millones arriba o abajo, que también en la ciencia hay margen de error. Al parecer, según los investigadores este nuevo cálculo rejuvenece sobre la estimación del satélite Planck, lo que podría variar por lo visto el modelo de universo. Y a nosotros nos pilla con estos pelos.

Es curioso el furor que, en el debate de nuestra intrascendencia, estamos demostrando todos por la ciencia. De ésta, nos manifestamos en todas las plazas de España para pedir que nos suban los impuestos, que ya renunciaremos a unos cuantos vinos y unas cañitas al mes, para destinar todo a la investigación. Incluso es probable que los gobiernos, ante tales concurrencias masivas, salgan a proclamar solemnemente, con voz de barítono, que van a suprimir la inflación de asesores y los números de escaños para contribuir igualmente al avance de la sabiduría. En la bola de cristal que ahora mismo tengo delante, diviso a Filomena enardeciendo a las masas prometiendo que los vientos de la vida llevarán sapiencia, siempre naturalmente que el ser humano sea capaz de adquirir la comprensión que deriva de la lectura entusiasta.

Todo es etéreo y efímero. Quizás el estulto de hoy es el nuevo modelo de universo que se nos avecina, bajo el tridente "Comunidad, estabilidad, identidad" del centro embrionario del mundo feliz de Huxley. Con el reblandecimiento de sesos que llevamos encima, atrofiado todo músculo del conocimiento, andamos el camino de esa sociedad uniforme, irreflexiva, adormecida, levantada por la droga del soma narcotizante. ¡Caramba, qué mal envejece el universo! 13.770 años ya. Y parece que fue ayer.