Opinión
Por
  • MARÍA PILAR CLIMENTE

Navidad inocente

Ya hemos llegado al final de la Navidad. Ha habido miedo respetable hacia el virus, las horas restringidas brillan por su silencio. El problema es fundamental para bajar su reproducción. Tenemos que unirnos, todo está preparado. El personal es magnífico. El dolor viene si te toca tener un malestar interno con algún amigo, familiar o amigo. No importa que tengamos que renunciar a "festejos mundanos", porque sabemos que después de la marea viene la calma.

Oscenses, mayores y pequeños, ojalá que en la plaza de Navarra brillen todas las lucecitas de colores. Parece un pastel de suaves gotitas de caramelos. La luz del Casino es preciosa y todo sabe a un cuento de ángeles blancos y azules por todo el coso. Siempre se encuentran las caritas de niñas o niños riendo, cantando. ¡Viva su inmensa mirada algo "pillina", traviesa y, también, alegre. Ojalá que nunca desaparezca su amor a la vida!