Opinión
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  • Diario del Altoaragón

Clamar por la supervivencia

Es extremadamente complejo el equilibrio. Lo entienden perfectamente quienes se manifestaron ayer en Huesca, comerciantes y hosteleros que llevan ya más de diez meses con una caída extraordinaria de su facturación que no se corresponde con una similar disminución de los costes fijos (tampoco los variables) ni con los impuestos. Son tan conscientes de la importancia de la salud para sus negocios que, precisamente, en el corazón de sus empresas está el bienestar de los ciudadanos, sean clientes, sean proveedores y por supuesto los trabajadores propios. Y por eso no han escatimado en la aplicación de las medidas más estrictas para garantizar la protección, un gasto que se suma a la dificultad de la supervivencia de sus estructuras.

Comercio, hostelería y turismo han visto, como sucede en las conflagraciones, cómo van cayendo compañeros mientras ellos se debilitan porque las fuerzas flaquean, porque faltan los metafóricos víveres que les otorgan sus interlocutores. Y, siguiendo con la analogía bélica, sienten que los jefes, los responsables máximos de la estrategia, les tienen abandonados, porque no sólo no les dotan de los mejores recursos sino que no les escuchan con la suficiente atención como para tomar las decisiones más apropiadas en medio de un escenario adverso.

En una concentración como la de ayer, se demanda en primer lugar empatía por parte de las administraciones, pero también la búsqueda de todos los cauces para que dos de los sectores más importantes para el país y para la propia sociedad no pierdan el carácter competitivo que les arraiga al territorio y que tiene un efecto de atracción de visitantes. Dos actividades acostumbradas a las tormentas y que se resisten a ser derribadas por el virus y la incomprensión.