No podemos confiar en el futuro
"El virus ha hecho que no podamos confiar en cómo será el futuro".
La salud, el miedo y la economía nos dejan fuera de juego ante una sociedad incierta, insegura y sin soluciones prácticas.
Nos estamos atrincherando en nuestro pequeño mundo y las soluciones nos han de llegar con visiones y actuaciones globales. El problema sanitario lo está padeciendo por igual los cinco continentes. No así el problema económico, que será más dañino para los países pobres y muy endeudados como el nuestro.
En estos momentos hemos de aferrarnos fuertemente a ese gran pensamiento. "Caminante no hay camino se hace camino al andar". Nuestro futuro no está definido y estamos obligados a ser vigías de nuestros pasos diarios para cometer los menos errores posibles.
En estos momentos estamos obligados a ser pacientes como el buen cazador que sabe esperar hasta que la pieza se encuentra a tiro seguro.
En estos momentos no nos podemos plantear el llegar rápidos. Lo importante ahora es llegar, llegar a una normalización de nuestras vidas, de nuestras economías y principalmente de nuestras familias.
La mayoría de los mortales cree en la investigación científica y más pronto o más tarde dispondremos de vacunas seguras para la salud, con fármacos que aliviaran en gran medida la enfermedad.
Pero hasta que llegue ese momento se nos espera un recorrido incierto y sin poder confiar en el futuro inmediato.