Opinión
Por
  • ANA MARÍA RODRÍGUEZ GAZAPO

Abrir los ojos

Hoy como cada día me he levantado con dos sensaciones opuestas. Una agradecida por estar bien, que tanto mi familia, gente cercana a la que quiero y yo, estamos bien, en este momento no es poco. La otra no sabría cómo describirla, es un conjunto de sensaciones, triste, enfadada, cansada, decepcionada... Deseando que todo esto no fuera más que un mal sueño, una pesadilla de la que me despertaré y todo será como antes. Sí, antes de la covid 19.

Lejos quedan los días en que no nos preocupaba tocar a nadie, tocar nada, cruzarnos con gente, entrar a cualquier sitio sin miedo. Lo peor es que también queda lejos que podamos volver a hacerlo.

Lejos también muchos sueños , el pensar que pasamos por la vida sin que nada nos pueda parar, intentar ser optimista hoy también queda lejos.

Lejos la fe en el ser humano, sí, eso es lo más doloroso, muy lejos.

Este virus ha trastocado nuestra vida pero también nos ha abierto los ojos a la realidad, una realidad muy dura, muy triste. Mientras hay quien trata de cumplir, pasar por todo esto haciendo las cosas bien para que acabe cuanto antes, otros viven como si no pasara nada, poniendo en riesgo no sólo la salud y vida de los demás sino alargar todo mucho más haciendo una sangría económica, social y sanitaria como nunca se ha conocido.

No, no hablo solo de los irresponsables, hablo de los políticos, asesores, gobernantes... Pensando sólo en su propio beneficio, bien sea económico o electoral. Demuestran claramente que desde luego, no están a la altura ni de lejos. Y luego estamos nosotros, los ciudadanos, que salvo honrosas y por mi parte aplaudidas excepciones, estamos demostrando un grado altísimo de egoísmo y falta de empatía absolutamente incomprensible.

Todo esto me ha dado por pensar hoy y escribirlo al recordar lo lejos que quedan esos aplausos en los balcones y ventanas del confinamiento total, ese espejismo de que somos una sociedad en la que miran unos por otros, esa solidaridad de postureo... Qué lejos.... Y sobre todo qué gran mentira, lo peor es que nos hemos mentido a nosotros mismos, con el Resistiré, con los aplausos a sanitarios y servicios esenciales... ¿Eran de verdad o eran porque los necesitábamos? Lejos, muy lejos queda que podamos aprender nada de esta crisis , una amarga crisis que durará lo que queramos nosotros, porque ha estado en nuestra mano y no lo hemos aprovechado, y ahora en una tremenda tercera ola o como lo quieran llamar, se nos ha ido mucha gente por el camino, y se irá mucha más, no sólo por la enfermedad sino por los efectos colaterales económicos... No hemos sabido ni los gobernantes ni los ciudadanos equilibrar las dos cosas, y así nos va... Lo peor es que la solución también está muy muy muy lejos.