Opinión
Por
  • ADOLFO COSTAS GASCÓN

"Los abuelos, un tesoro que no debemos desdeñar"

En mi época de estudiante, tuve un profesor que después de su clase dedicaba un tiempo para que le hiciéramos preguntas sobre el tema tratado, y en una ocasión ante la falta de intervinientes nos hizo una observación muy interesante y conveniente: Los profesores son como los limones, hay que exprimirlos al máximo. Pues bien traigo a colación esta observación, porque en estos días en los que los mayores y entre ellos los abuelos son marginados por una parte de nuestras instituciones, en el sentido de que en la fase inicial de la pandemia estuvieron abandonados en las residencias y actualmente son candidatos potenciales (víctimas) de la ley de eutanasia. Con respecto a los abuelos, mucho han cambiado las cosas, porque, así como ahora los que ya ejercemos en este cometido, tenemos la suerte de disfrutar gran cantidad de tiempo de nuestros nietos, años atrás, la convivencia con los abuelos no era tan cercana como ahora, y quizás fue por ello, que esas vivencias quedaron grabadas en fuego. En mi caso, de uno de mis abuelos solo recuerdo sus caricias y carantoñas, pero con respecto a Joaquiner, que vivía en Almúdevar, son muchas las anécdotas y enseñanzas que me trasmitió en nuestras convivencias, resumiéndolas en la forma como definía los distintos comportamientos de la gente. Así, me preguntó un día: ¿Qué entiendes tú por una persona maleducada Ante mi silencio él me dijo: Pues simplemente es aquella que ha perdido la vergüenza, y con ello, el concepto de la ética y la moral. Qué definición más sabia y por desgracia hoy también de rabiosa actualidad.