Opinión
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  • Diario del Altoaragón

Una solución digna para el CDAN

El Centro de Arte y Naturaleza ha navegado siempre en aguas de zozobra. En su génesis, muchos sectores de la ciudad querían que fuera bautizado como Museo de Arte Contemporáneo de Aragón, aspiración a la que rápidamente saltaron las fuerzas centrípetas para abortar el intento. Su denominación se circunscribió a una voluntad que, en gran medida, hilaba coherentemente con los programas de la Diputación Provincial, una de las patas de su sustento. En torno al legado de José Beulas, uno de los grandes pintores paisajísticos de la modernidad, se erigió el edificio con la firma de Rafael Moneo, premio Pritzker, un genio internacional de la arquitectura, y con la aportación natural -y económica- de Luis Nozaleda se forjó una dualidad prometedora.

La trayectoria del CDAN no ha resultado sencilla porque la dotación al arte sufre los efectos de las coyunturas y porque, al final, la gestión la desarrollan personas con sus capacidades y sus actitudes. Pero, sea como fuere, el Observatorio de la Cultura le reserva el puesto de honor entre los museos de Aragón, seguramente por su diferenciación, probablemente por su simbolismo, su arquitectura y también el punto de pedagogía creativa inherente a su esencia.

Los avatares recientes en torno al centro no tienen justificación alguna y demandan la máxima atención para buscar soluciones fructíferas, edificantes, para recuperar un dinamismo que nunca debió perder. Los gestores, desde los patronos hasta el director, han de encontrar fórmulas para que un centro que no ha despegado como debiera, que apenas es sentido en el imaginario de la propia ciudad, cuya proyección es tan factible como el sello de sus impulsores, adquiera la nombradía y la reputación que merece aquel genial pintor que este año hubiera sido centenario.