Opinión
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  • Diario del Altoaragón

Vacuna contra el desempleo

Los datos de la Encuesta de Población Activa demuestran que no hay vacuna contra el paro estructural ni coyuntural en nuestra provincia. En la situación de pandemia, las listas del desempleo se han engrosado aceleradamente y en la provincia la tasa se coloca en el 12,46 % para acabar con 13.200 personas en tan zozobrante realidad. Una cifra que, presumiblemente, ha quedado reducida por los ERTE que se van a extender hasta el mes de mayo para brindar protección a muchos trabajadores en el Alto Aragón, como en toda España. Sin embargo, no es descabellado asumir que una parte de los implicados va a acabar en los listados del servicio estatal de empleo.

Que la vacuna contra el coronavirus variará la fisonomía del mercado laboral está fuera de toda duda, aunque como en cada crisis se pone en entredicho el modelo de la estructura económica de un territorio anclado en el gran peso de los servicios y con menor incidencia de la deseable en sectores como la industria y la innovación, con un infradesarrollo notable en determinados campos agroalimentarios con muchísimo mayor potencial y con carencias perfectamente detectables en el aprovechamiento del conocimiento a través de la digitalización.

Estas deficiencias son decisivas para explicar la terrible dificultad de los jóvenes para encontrar empleo, nada menos que un 34,47 % de paro, inferior al porcentaje nacional si alguien quiere ampararse en el popular aforismo de "mal de muchos...". Quiere decir este indicador que estamos en la obligación ética, política y social de repensar los modelos educativos, la formación profesional y también la relación entre ellos y las empresas, una confluencia que hemos de convertir en una fructífera armonía para apuntalar un futuro más sostenible.

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