Verdad en acordeón

Concluye Nuccio Ordine en su fantástico Manifiesto "La utilidad de lo inútil" que la posesión y el beneficio matan, mientras la búsqueda desligada de cualquier utilitarismo puede hacer a la humanidad más libre, más tolerante y más humana. Poseer la verdad, en realidad pretenderlo, mata a la verdad, y salvar la pereza para seguir indagando elevará nuestra propia condición, nuestra esencia.

En realidad, el recomendabilísimo ensayo es un estimulante de la dignidad humana con una diatriba magníficamente argumentada contra el confort bobo.

Mientras leo la parte dedicada al Decamerón de Bocaccio, de fondo escucho la tertulia televisiva sobre, cómo no, el coronavirus. Y me pregunto si la verdad puede ser víctima del "efecto acordeón", ese fenómeno en tráfico por el que las distancias se alargan y se acortan. Esa tentación de los poderes siempre de ensancharla y estrecharla a su antojo. Y me acerco a la hemeroteca reciente, que no garantiza veracidad, pero al menos desnuda la mentira o quizás solo la frivolidad y el despreciable ventajismo.

Y leo que en junio la Unión Europea anuncia a bombo y platillo la Estrategia de Vacunación. Y que el 14 de agosto la CE afirma que ha contratado 300 millones de dosis con Astrazeneca. Y el 9 de noviembre que ya son esas 300 más 300 a Sanofí y 200 a Johnson&Johnson. Y el 24 de noviembre Sánchez proclama que España recibirá 120 millones, e Illa eleva a 140 la apuesta. Y me traslado al presente, con medio mundo a tope de inyecciones y Europa y España en precario. Y caigo en la cuenta de que los contratos no se incumplen, y que las medias verdades pueden llegar a matar. Y que la verdad es, sólo, una responsabilidad.