Opinión
Por
  • Sandra Secorun

Para ti, mi Carlota, mi niña

Llueve sobre mi alma, llueve. Se fue sola mi hija a la eternidad. Mi corazón vacío, ya no existe nadie tan sola en la ciudad. Siento el olor de su ropa, sus abrazos, besos y por más que busco, solo encuentro el vacío, llueven mis ojos lágrimas y ríos de amargura, no encuentro consuelo, creo escucharla ¡Pero estoy sola! Ay, mis ojos sin su imagen, la mirada perdida entre tantas noches llorando a solas, esperando verla aparecer ¡Ya no viene! Siento su ternura, se me hace más leve esperar lo inesperado. Un verano frío con su muerte, un verano extraño en el que ella ya no estaba. Ay mi niña, ya te fuiste para siempre y para siempre tu ausencia. Te busco por todas partes y no estás. Mi vida mutilada, te busco dentro de mi cuerpo, dentro de mi vientre y tampoco encuentro nada y me siento tu mitad hija mía, mi niña amada. Me tortura mi existencia, me invento tu presencia, esperando algún beso que no llega, mientras como un perro herido me lamo las heridas con lágrimas por la hija que no está, que descansa.

Qué pena de mi niña, no podemos hablar ya y no puedes sentir mi amor por ti. Hija mía, inolvidable, tú sabes el vacío que has dejado en mi corazón, el dolor tan intenso de no tenerte conmigo, tú sabes que soy una especie de muerta en vida, no encuentro consuelo en nada ni en nadie, te extraño donde vaya y donde esté, siempre estás en mi pensamiento y en mi corazón.

Todo se ha desmoronado bajo mis pies. El dolor viene al saber que ya nunca te veré, ni te podré abrazar. Te guardaré siempre en mis entrañas, te sentiré respirar y mientras eso pase tú vivirás en mí. Mi carne será tu carne, mi sangre será tu sangre, mi alma será tu alma, mi amor será tu amor, todo en mí será vida para tu vida. Tú no has podido vivir y yo voy a seguir viviendo, eso no es posible, tú vives porque vives en mí. Yo lo sé porque a veces te siento y siento que mi corazón salta, es como si otro corazón latiera en mí y creo que mientras siento esos latidos algo me dice que el tuyo no se paró un día, porque si pensara por un instante que el tuyo no late y el mío sí, me volvería loca.

A veces siento que me dices: mamá, no sufras que yo vivo en ti, desde que me fui siento latir la vida que me das mamá; sé que es una defensa, pero es lo que siento mi niña, así quiero sentir, solo así dentro de esta locura, seré capaz de seguir viviendo.

Allá donde tú estás, allí estaré yo mi niña querida. Ojalá pudieras contestarme. Tú sabes bien cuál es mi destino, mientras tanto me vuelvo a las nubes.

Tu madre ayer, hoy y siempre.

Te quiero mi niña hasta el infinito y más allá, y tú contestabas yo también mamá.