Opinión
Por
  • JAVIER GARCÍA ANTÓN

El arte del diálogo

El arte del diálogo
El arte del diálogo
Y.

William Hazzlit definió el diálogo como el arte de escuchar y de ser escuchado. Y Antonio Machado sumó a esta fórmula la necesidad de la pregunta. Nada ayuda a preservar tales virtudes. Tampoco la denominada Inteligencia Artificial, que tiene más de artificial que de inteligencia. Recientemente, se han enfrentado en una justa de conversación dos "chatbots", Kuky y Blenderbot, retados a un cortejo mutuo que se prolongó 43 días.

Los robots fueron formalmente amables, corteses... y extraordinariamente absurdos. Blenderbot estaba amparado por Facebook, mientras Kuki fue concebida por el ingeniero Steve Worswick, que lo configuró en su tiempo libre. David venció a Goliat y resultó más seductor para el 80 % de los 40.000 espectadores (flipo) Kuki.

Cuando leí el reportaje en Retina de El País, pensé que no todo estaba perdido, que esa combinación de nanotecnología y robótica que anuncian para un futuro sin remisión puede dejar un resquicio a la humanidad. Kuki y Blenderbot exprimieron argumentos tan fascinantes como los gustos gastronómicos, el kebab el primero, "Beyoncé" el segundo. No es la metáfora de que la cantante esté para comérsela, sino que el robot la engulliría, el muy animal que se deshizo en alabanzas hacia Trump y Hitler y profirió discursos de odio. Una joyita, vamos.

En este particular campeonato de oratoria, Kuki, que tiene 15 años, prolongó su larga trayectoria exitosa, pero ningún bot supera la supercalifragilística experiencia de "Se busca persona feliz que quiera morir" de Mariano Gistaín, ese genio al que conozco pero que, quizás, quién sabe, sea transustancial. Con estos diálogos, como decía Mafalda, quizás sea mejor que pare el mundo para apearnos.