Opinión
Por
  • JOSÉ SANMARTÍN SOPENA

El valle de Benasque olvidado

Resulta evidente que la gestión de esta pandemia, que nos abruma, no va nada bien. Cada día observamos más datos imprecisos sobre: contagios, ingresados en hospital, ingresados en UCI, fallecidos, etcétera.

¿Se podrían haber hecho las cosas mejor La respuesta dependerá del cristal con que se mire. Los gobiernos dirán que se ha hecho todo bien (lo mejor que han sabido y podido). La oposición dirá que se ha hecho todo mal. Ya tenemos otra vez lo de las dos Españas (que teníamos mucho antes de la Guerra Civil, durante la misma y también después). En ese tema hemos avanzado muy poco en los últimos 80 años.

Yo reconozco que estoy hecho un lío con esta pandemia. Dudo mucho de que los expertos estén acertados en lo que nos transmiten, pero no soy negacionista, sí pesimista en este tema.

Me resulta muy raro que no apliquen, desde hace tiempo, las técnicas de sueroterapia que nos enseñó en el Instituto de Barbastro, allá por los años 1955/60, Don J. M. T. V..

Me temo que la mayoría de las mascarillas que llevamos sirven para muy poco. Si el dichoso virus va por el aire puede llegarnos con el viento del norte (desde Francia o Inglaterra o desde cualquier otro lugar), se nos puede quedar en: pelo, ropa, cara, orejas, cejas, etcétera, y luego meterse dentro del organismo cuando nos quitemos la mascarilla No sería extraño que apareciese una noticia bomba (sobre el virus) que cambiase por completo todo lo que ahora nos dicen de él.

Las restricciones de movilidad impuestas a la gente, al ser distintas en cada Comunidad, además de intervenidas (en ocasiones) por el gobierno central, son casi un galimatías.

Esto está llevando a muchas empresas a la ruina y no digamos nada de los autónomos y de los trabajadores.

En el Valle de Benasque, que depende en un 80% del turismo, la falta de movilidad unida a la no apertura de la Estación de Esquí de Cerler y las demás restricciones de todo tipo ha paralizado la actividad. Hay negocios que han tenido que cerrar y muchos otros lo tienen cerca.

En este tema sí que han actuado mal los gobiernos central y autonómico.

En el sector de la nieve y naturaleza hay muchos negocios en trance de desaparecer, pero también hay miles de trabajadores fijos discontinuos que tenían trabajo todos los años, al menos con la nieve unos cinco meses (noviembre-abril) y se han quedado sin nada. ¿Saben que hay algunos, de ellos que llevan 25 años en situación de fijos discontinuos Estos trabajadores se merecen tener la misma protección que tienen los de otros sectores de actividad. Hay que incluirlos en un ERTE, especial para ellos, con efectos retroactivos, desde el día en que se quedaron sin su trabajo habitual.

Algunos dirán que ya está previsto a través de Cáritas, Cruz Roja, Servicios Sociales, Parroquias, Ayuntamientos, etcétera, ayudar a personas que necesiten alimentos. Pero esa no es la solución.

El trabajador es muy importante y debe estar suficientemente protegido para no tener que recurrir a pedir comida.

Quienes ordenan limitar los horarios de los negocios y/o la movilidad de las personas deben ser responsables de sus actos y arbitrar los medios necesarios para compensar las pérdidas, a los trabajadores, a los autónomos y a las empresas por el lucro cesante (por lo que han dejado de percibir). No hacerlo así es obrar con presunta mala fe.

En el valle de Benasque se nos ha quitado siempre mucho y se nos ha dado muy poco.

Se construyeron centrales hidroeléctricas, en cascada, en el Ésera (usando, que no consumiendo, el agua). Para ello se construyeron túneles y pantanos y nos dejaron bastantes escombreras.

¿Qué ha recibido el valle a cambio Absolutamente nada.

Casi todos los túneles que tenemos en la carretera de acceso (de hace más de 100 años) están sin alumbrado (algunos en curvas).

De lo que necesitamos en el valle de Benasque nunca se acuerdan. De cobrar los impuestos nunca se olvidan. ¿Será una nueva religión la que practican No hay ninguna duda, el valle de Benasque (y seguramente muchos otros del Pirineo) está dejado de la mano de Dios y, por tanto, de la mano de quienes nos gobiernan.

Deberían recordar y aplicarse el verbo dimitir porque, como decían nuestros antepasados, de donde no hay no se puede sacar.

Que Dios nos coja confesados, al estar a merced de quienes nos gobiernan. Recapaciten, si esto ocurre es debido a que la gente se equivocó al votar. Procuren no reincidir.