Opinión
Por
  • MIGUEL SÁNCHEZ TRASOBARES

¿Un exceso de optimismo?

En las complicadas circunstancias que está atravesando nuestro país, con la incidencia de contagios más alta desde que comenzara la pandemia y buscando soluciones para doblegar la curva, ¿un exceso de optimismo -aunque, indudablemente bienintencionado- puede resultar contraproducente.

La tan popularizada como falsa idea que circula desde hace tiempo en nuestra sociedad, de que una actitud mental optimista inexorablemente conduce a la felicidad, se cae -lisa y llanamente- por su propio peso.

Porque ha quedado demostrado fehacientemente que la idealización del optimismo con mensajes de -entre otros- "pensar en positivo", "ser feliz es una decisión", "pronto pasará esta mala racha" o "querer es poder", puede generar en multitud de ocasiones efectos contrarios a los pretendidos.

Por eso, las manifestaciones recientes de un miembro del Gobierno de que en la próxima "Semana Santa podrían reiniciarse los viajes nacionales si se diesen las condiciones de seguridad", parecen a "bote pronto", además de absoluta y totalmente inverosímiles, unas rebajas de las pasadas campañas navideñas de diciembre e inicios de enero, es decir, de Reyes.