Opinión
Por
  • BERNARDO VICENTE CEBOLLERO

Cataluña, la consorte molesta

La sociedad catalana enfrentada, enferma y descalabrada por culpa de sus propios e impropios dirigentes, aborda un proceso electoral complicado, problemático y peligroso. Ante esta intolerable situación, las urnas se avergüenzan de Cataluña y se sienten desprotegidas con motivo de las votaciones en febrero de este año 2021.

Siendo el problema más cercano la constitución de las mesas electorales y frente al peligro de no poder asegurar su correcta operatividad con absoluta asepsia, se podría barajar la posibilidad de completar esos órganos administrativos con el personal de la UME (Unidad Militar de Emergencias) que así fuera necesario, dotación nunca mejor elegida para asegurar una votación democrática en una región española conflictiva y funesta a causa de su actual estado de salud social, a pesar de haber sido privilegiada y mimada tanto política como económicamente, primero por su condición de Condado del Reino de Aragón y después por la generosidad de la "Madre Patria" desde todas sus diversas formas políticas (monarquía, absolutismo, autoritarismo, parlamentarismo, o similares), por lo cual el deterioro catalán siempre es más achacable a las desavenencias internas entre las distintas clases de esa población en el Noreste de España, sin duda alguna un rincón español más.

Posteriormente, si se resuelve la constitución de mesas, no se rompen las urnas y se vota en paz, caso de surgir alguna sospecha de pucherazo respecto al resultado electoral, sería aconsejable suspender o invalidar el recuento, e incluso dejar a las urnas que chillen o pedirle a los muertos por la COVID-19 que se manifiesten.