Opinión
Por
  • ANTONIO VALDÉS PALACIO

Un organismo internacional de precios justos

Vivimos hoy en día en una sociedad de libre comercio y globalizada. Los países desarrollados pagan a sus trabajadores un sueldo digno y una seguridad social. Esto conlleva que sus productos sean buenos, pero el coste es más elevado. Tienen que competir con otros estados donde la mano de obra no es cualificada y sus gastos de producción son más bajos porque los salarios están por los suelos y los trabajadores no están asegurados. La gente, con la crisis, compra lo más barato que hay, lo que lleva consigo que nuestros comerciantes y fabricantes vean sus economías hundidas. Vamos a nombrar una serie de casos donde existe un gran desequilibrio: sector agroganadero, industria textil y del calzado, minería… y así un largo etcétera.

Hace falta un proteccionismo para que no se lleven a cabo estas prácticas. Necesitamos un organismo internacional que regule los precios, y a partir de ahí conseguiremos mantener a flote nuestras industrias y nuestros productos derivados del campo. De lo contrario, esto se nos va de las manos y cada día veremos cerrar más empresas.

Esta institución debe obligar a los países subdesarrollados a que paguen unos salarios dignos y una seguridad social. Además, muchas de estas materias primas y productos elaborados que traen han de pasar un control de calidad, como se hace en la CEE.