Opinión
Por
  • CASILDA SÁNCHEZ CALDERÓN

Las miradas

Ríos de tinta se han vertido sobre el enorme poder de las miradas de los ciudadanos, tras las mascarillas que ocultan tanto su boca como su nariz, en estos tiempos de la maldita pandemia.

Porque, atrás ha quedado, ya en el baúl de los recuerdos, todo un año desde que nuestras autoridades sanitarias nos obligaron a llevarlas, yendo a partir de entonces pegadas a nosotros como si fuera nuestra propia sombra.

No obstante, lo peor del caso es que el horizonte que se presenta en la actualidad aún es bastante negro, por lo que el día que nos toque liberarnos de ellas va a ser una auténtica fiesta.

Por eso, una visión optimista de la frustrante situación presente -no todo van a ser cosas malas en la vida- revela que, pese al serio inconveniente que supone su utilización casi permanente, las personas resultan más atractivas y favorecidas con la mascarilla puesta a los ojos de los demás.

Así que, lejos de preocuparnos por la sudoración acumulada en la zona correspondiente al bigote, la molestia en las orejas y la "pega" a la hora de respirar, alegrémonos todos por la imagen que proyectamos al prójimo -real o ficticia- de un rostro sin arrugas y de una dentadura perfecta, entre otros.