Opinión
Por
  • JAVIER GARCÍA ANTÓN

El 23-F y Madoz

El 23-F y Madoz
El 23-F y Madoz
S.E.

Ayer fue el día internacional de la evocación del 23-F y yo no fui ajeno a la pregunta. A las 18:23, estaba centrado en las funciones propias de mi condición de becario colaborador de Francisco Javier Paredes en la zona profesoral de la Biblioteca de la Universidad de Navarra, leyendo la tesis que daría lugar a su libro "Pascual Madoz (1805-1870): libertad y progreso de la monarquía isabelina". Leí el texto nada menos que cinco veces, de tal forma que años después, cuando Antonio Angulo me preguntó si sabía quién era Madoz porque había que hacer una entrevista a un conferenciante, le contesté que era como de mi familia. Lo había incorporado por insistencia y por admiración. Con sus vicisitudes estuve hasta las 20 horas y fue a las 20:20 cuando el cabo Beitia me anunció cuando entraba en el Cuartel de la Guardia Civil que se había producido el golpe de estado. La noche fue de radios y de ausencia de mi padre, toda la Benemérita estaba concentrada.

Asegura el pedagogo y filósofo Gregorio Luri que leer es el arte de encajar el texto en el contexto. Ayuno de nostalgia como soy, sin embargo ayer me abstraje a través del 23-F en la figura de Madoz, en sus estudios en Barbastro y la defensa adolescente del Castillo de Monzón. En su Desamortización y, sobre todo, su Diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico imprescindible. En su papel con el Partido Progresista de ministro de Espartero, de presidente de la Junta Provisional Revolucionaria de 1868 y como empresario de una compañía de seguros. Y su afán perpetuo de aprendizaje en busca de la ilustración y con la coherencia como bandera sempiterna. Y entonces, cuando miro alrededor, suspiro: más "madoces", menos mediocres. Y todo por el 23-F. ¡La que me has liado, Tejero...!