Opinión
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  • Diario del Altoaragón

Juan Antonio Bolea Foradada, el paradigma del buen aragonés

Bolea DGA
Juan Antonio Bolea Foradada.
D.A.

CON UN ABRAZO simbólico tan entrañable como él fue, despedimos en estas horas a Juan Antonio Bolea Foradada. Un altoaragonés de Ayerbe que lucía con orgullo su procedencia. Un aragonés universal porque, en el cultivo de sus ejemplares palabras y hechos, elevó la condición de nuestra región convertida en comunidad autónoma con él a los mandos de la Diputación General de Aragón en un momento trascendental de nuestra historia. Bolea Foradada es un paradigma preclaro del carácter de las gentes de este territorio. Firme y fuerte desde su robustez física, sensible en su servicio a los demás, una persona que tan pronto escuchaba como aportaba sus puntos de vista con una humildad que acompañaba su autoridad moral.

Cofundador del Partido Aragonés, en cuyos cimientos puso una parte importante de su pensamiento, Juan Antonio Bolea alzó el monumento de la palabra junto al de la gestión, ora en el ejecutivo, ora en el legislativo, ora en las contiendas electorales. Toda conversación con el ayerbense ofrecía connotaciones al interlocutor de que se hallaba en un momento importante para aprender no sólo por el verbo, sino también por su afable gestualidad. Autor de obras trascendentales sobre distintas materias, con una doctrina de los usos del agua para convertir este recurso en una fuente de riqueza y desarrollo para la comunidad, Juan Antonio Bolea exhibió coherencia hasta sus últimos días. Su presencia, de hecho, ha sido constante en todos los grandes momentos históricos de las últimas décadas. Ahora, cuando ya descansa en paz después de una vida plena de afanes y generosidad, se convierte por derecho propio en un símbolo de lo aragonés, un emblema de la unión en lo sustancial dentro del respeto a la diversidad.