Opinión
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  • Diario del AltoAragón

Punto y final, punto y seguido

Devolución de bienes del museo de Lérida a Barbastro.
Devolución de bienes del museo de Lérida a Barbastro.
Verónica Lacasa

En momentos de desesperación, o simplemente de impaciencia, se nos antoja la Justicia feble, poco firme. Carece de los recursos humanos y materiales para hacer cumplir la ley de la que nos hemos dotado, en plenitud de soberanía popular, con el Estado de Derecho. Salvo las incorporaciones de nuevas tendencias, de nuevos delitos, de nuevas necesidades, todo está escrito en la Constitución. Entre los fundamentos, que la norma legal siempre acaba imperando.

Este viernes, celebramos en nuestra provincia que, efectivamente, el tedioso proceso que ha desembocado en el retorno de los bienes de las parroquias de la Diócesis de Barbastro-Monzón ha comenzado a dar su último paso y ha puesto punto y final a un largo litigio que nunca debió llegar tan lejos, porque la voluntad de convivencia hubiera favorecido no sólo la misma resolución, sino además un clima más propicio para haber aprovechado todos estos años para el entendimiento e incluso para el disfrute de todas estas obras de arte que un buen día fueron concebidas y ejecutadas por creadores que no sólo vislumbraron la temática de sus pinturas o sus esculturas, sino además el lugar en el que habían de lucir. Ese, y no otros principios jurídicos, es el argumento central que debiera haberse impuesto. Fueron los templos altoaragoneses los escenarios de este proceso artístico. Siendo el colofón feliz del conflicto, en verdad marca la orientación para que sea el punto y seguido en otras justas reivindicaciones como las pinturas murales de Sijena o el frontal de Berbegal. Precisamente por legitimidad y porque forman parte indisoluble de nuestra identidad, no podemos sino demandar en buena lid el regreso a la tierra que los alumbró.