Opinión

TRIBUNA ALTOARAGONESA

La nube y los proyectos de futuro

Centro de Arte y Naturaleza de Huesca
Centro de Arte y Naturaleza de Huesca
D.A.

LAS GRANDES ideas no tienen obligación de gestarse en los grandes despachos. Siguiendo con esta nueva realidad, solía decir en clase que las ideas andan por el espacio formando una nube y que quien levanta suficientemente la mano puede cogerlas… Incluso los tristes ciudadanos que caminamos –guardando distancias pandémicas– a ras de suelo, quizás porque en ocasiones las nubes prefieren aferrarse a la tierra…

A pesar de haber nacido en espacios alejados de los centros de poder, algunas de esas ideas se convierten en proyectos que consiguen ser útiles para una mayoría de ciudadanos. Pero, es cierto que lo tienen que hacer venciendo no pocas dificultades derivadas de esos despachos, que son los que determinan si pueden aplicarse las partidas presupuestarias necesarias para su adecuado desarrollo.

Uno de los proyectos que estaba en germen hace “veintipico” años cuando asumí la dirección del Instituto de Estudios Altoaragoneses –que por cierto ya era de la DPH¬ había sido bautizado como CIPCA: Centro de Información del Patrimonio Cultural Altoaragonés. Aunque fue preciso modificar los planteamientos primeros, finalmente se puso en marcha como un recopilatorio normalizado de los inventarios que la Diputación, los Ayuntamientos y las Mancomunidades habían encargado para catalogar sus bienes con criterios que, pese a ser útiles, no solían resultar coincidentes.

El trabajo se planteaba para las lindes provinciales pero pronto quedó claro que quienes lo estaban llevando a cabo en el día a día podían ir mucho más allá si se les dejaba libertad para rectificar la idea que tenían entre manos. Se provocó algún disgusto, pero el proyecto comenzó a adquirir velocidad de crucero para convertirse en el SIPCA: Sistema de Información del Patrimonio Cultural Aragonés, asumido por el Gobierno de Aragón y solicitado después por alguna otra Diputación y gobierno regional…

No fue todo lo fácil que se puede pensar, aunque eso parezca deducirse de los cientos de miles de consultas anuales que -a día de hoy- maneja el proyecto. Cada cuatro años hubo que volver a explicar en los despachos importantes que pese a haber nacido en un rincón pequeño del mapa de Aragón, el SIPCA interesaba no solo a los vecinos de los cosos oscenses sino a todos los aragoneses y a cualquier persona del mundo que quisiera información sobre nuestro patrimonio, es decir sobre nuestra tierra: Aragón. También ha sido necesario recordar permanentemente que era una herramienta diferente, que echaba mano de tecnologías poco usadas hasta ese momento pero que resultaba útil para cualquiera que fuera a usarla.

Algo similar creo que ocurre con el CDAN. La idea nació de nuevo en un pequeño rincón, esta vez desde otro proyecto de la DPH que llevaba un recorrido notable y había logrado sembrar la provincia de Huesca de obras de arte singulares no solo por las firmas de sus autores, que también, al mismo tiempo que había implementado los anaqueles de las bibliotecas –incluidas las virtuales– con estudios concienzudos sobre lo contemporáneo. Un proyecto, Arte y Naturaleza, que ya tenía en cuenta la clave del pensamiento más moderno: que la humanidad quería volver su mente a los paisajes naturales, de los que el hombre se había ido distanciando progresivamente.

El “Centro de Arte y Naturaleza” nació como un programa diferente a cualquiera de los espacios museísticos con los que cuenta nuestro territorio y , tal vez por su modernidad y universalidad, necesitado de explicaciones cuatrienales para conseguir partidas presupuestarias que fueron menguando legislatura tras legislatura… El edificio de Rafael Moneo y la colección de pintura y escultura del matrimonio Beulas son parte importante, ya que sin ellos no hubiera sido posible poner en marcha el CDAN. Incluso la obra de José Beulas, que este año celebraría su centenario, entronca con esa querida vuelta a la naturaleza. Pero de nuevo toca abrir la mente de quienes hacen posible el desarrollo de los proyectos en los grandes despachos, sobre todo tenemos la obligación de lograr que entiendan que estamos ante una ocasión extraordinaria, que tenemos entre nuestras manos la oportunidad de que Aragón vuelva a tener peso y autoridad en la historia del Arte.

No entender el “Centro de Arte y Naturaleza” como una propuesta de todo Aragón para el mundo que viene es quitarle su razón de ser y echar a perder una de las acciones más rabiosamente contemporáneas de las que dispone nuestra tierra. En realidad, sería condenar a Aragón a vivir nuevamente en los estrechos límites de su geografía. Y digo condenar porque supondría el abandonar ese espíritu creativo, progresista y universal que han defendido nuestros artistas, el mismo que hizo posible la figura de Goya.

Vicepresidente de la Real Academia de Nobles y Bellas Artes de San Luis