Consumo responsable y próximo

El Día Mundial de los Derechos del Consumidor llegó este lunes con unas circunstancias muy particulares en las que uno de los actos más universales que afectan al ser humano está condicionado por las restricciones en la movilidad y en la accesibilidad por las condiciones obligadas por la pandemia. Llevamos nada menos que un año en el que los comercios, la hostelería y otros servicios han visto reducidos tanto sus aforos como sus horarios e, incluso, la oportunidad de desarrollar un aspecto fundamental en nuestras vidas con una aminoración de la gestualidad que es uno de los indicadores que favorecen la confianza entre los agentes de la compraventa.

Esta anormalidad en la que estamos desenvolviéndonos propicia también una complejidad mayor para el comercio de proximidad que repercute en favor de otros formatos como internet o las grandes superficies cuya mayor disponibilidad horaria propicia una mayor facilidad de acceso. Y se suman, además, nuevas tendencias en la alimentación como las innovadoras de carnes de laboratorio que compiten con nuestros ganaderos y nuestras carnicerías. Todo parece desembocar en una progresiva dificultad para las tradicionales formas de consumo que, sin embargo, no pierden en absoluto sus valores por cuanto está comprobado que la sostenibilidad y la salud se juegan en las distancias cortas.

La importancia del consumo responsable es tal que el Gobierno de Aragón y la Universidad suscribieron ayer un convenio, que las oficinas municipales de información redoblan su actividad, que la mediación refuerza su rol en la resolución de conflictos y que la libertad individual nos confiere la oportunidad de elegir entre mantener nuestro ecosistema local y regional o desarraigarnos. Una elección severa.