Opinión
Por
  • José María Borrel Martínez

Día del Síndrome de Down en la era de la covid-19

José María Borrel Martínez Down Huesca
José María Borrel Martínez
D.A.

EL AÑO pasado por estas fechas cumplíamos la primera semana de confinamiento, ya convencidos de que la cosa iba en serio, que no era cosa de chinos e italianos. Afectará a toda la humanidad, tal como ambos habían avisado. Sumidos en un mar de dudas, nadie sabía cómo iba a evolucionar. Solo teníamos claro que afectaría más a las personas de mayor edad y ante todo a las institucionalizadas en residencias, esperándose menor repercusión en la infancia.

Un interrogante más: ¿y las personas con síndrome de Down? Presentan características genéticas, anatomofuncionales e inmunológicas, que podrían convertirles en blanco propiciatorio de este coronavirus. Las dudas se centraban en tres aspectos: si serían más susceptibles a la infección, cómo reaccionarían ante ella y si recibirían la atención sanitaria en igualdad de condiciones.

Hubo voces catastrofistas que alarmaron mucho, y otras más esperanzadoras, más de apoyo a las familias. El escenario era doble, el de las familias con niños con la trisomía, a quienes había que lanzar el mensaje optimista, y el de las personas mayores con síndrome de Down, pues ese envejecimiento que se adelanta unos 25 años, transforma a un adulto de edad media en una persona con características biológicas de un anciano, grupo de mayor riesgo como ya he mencionado.

El Centro de Regulación Genómica de Barcelona, localizó en el cromosoma 21, el triplicado (trisomía 21), un gen fundamental para facilitar la entrada del covid19 en las células, y otro que favorece la temida tormenta de citoquinas, responsable de tantas muertes (Scientific Reports). El primer temor, confirmado.

Por otro lado, la sociedad científica T21RS (Trisomy 21 Research Society) y Down España entre otras, iniciaban un estudio internacional que mostró evidencia científica de relación y riesgo, con mayor mortalidad en los mayores de 40 años y menores con comorbilidades (The Lancet). Y el segundo también.

En las primeras semanas de la pandemia, hubo que intervenir en algún centro sanitario, no de Huesca, que quede claro, por problemas de acceso de personas con SD a las UCI. Eran días de colapso sanitario, en donde ni había sitio ni respiradores para todos, y en donde no todos tenían claro cómo actuar. Gestionado desde Down España, queremos creer que al menos la mayoría fueron tratados sin discriminación, y la prueba es que hubo fallecidos, pero otros resistieron tan dura prueba por el buen hacer de todos los sanitarios.

Ahora están esperando la vacuna, tal como otros grupos de alto riesgo. Nadie va por delante de nadie, no se buscan privilegios, se aporta evidencia científica. En la difícil gestión de la estrategia de vacunaciones por fin se ha incluido el síndrome de Down, limitado a mayores de 40 años, entre los próximos a vacunar. Recordar que las evidencias son extensivas a menores con comorbilidades, muy frecuentes las valvulopatías o el SAOS.

Finalmente, decir que las personas con SD han mostrado un altísimo grado de cumplimiento en todas las medidas preventivas que se han decretado, aspecto este de su compromiso personal del que también hemos dejado constancia por otro lado en The Lancet.

Era preciso alzar la voz por ellos. l

Médico de Familia. Centro de Salud de Ayerbe.

Coordinador del Comité Asesor Médico de Down España