Opinión
Por
  • Carlos García Martínez

El ego del Gran Felón

El expresidente de Ciudadanos Albert Rivera
El expresidente de Ciudadanos Albert Rivera
EP

Del desnudo a la dimisión. En el cartel electoral para las elecciones catalanas de 2006, Albert Rivera aparecía en cueros, tapándose sus partes con las manos cruzadas. Imagen que le dio el salto a la fama. Su decisión de no formar un gobierno estable de 180 escaños con el partido socialista tras las elecciones de 2019 fue un error histórico que obliga ahora a Arrimadas a asumir sus costes mientras el Gran Felón contacta con cargos de Ciudadanos para tumbarla, en línea con la estrategia del PP, según publica hasta La Razón. En su día había afirmado que no quería apoyar al PSOE porque pactaba con los independentistas, razonamiento viciado porque si él pactaba con el PSOE éste no los necesitaría para gobernar. Todo perfecto ahora para los más afines a Rivera, los más conservadores, los que ahora se marchan, que entonces no tenían sitio en las listas del PP y se convertían en parlamentarios. Ahora pretendían que la derechona que nunca fue centroderecha, se convirtiera de una en trina, con los ultras de Vox al otro lado. A enemigo que huye, puente de plata. Si quieren conocer otros antecedentes políticos de Rivera, busquen en Internet: “Libertas: el pacto oscuro entre Julio Ariza y Albert Rivera”. Entre los antecedentes familiares de Inés está la actividad política de su padre como concejal de la UCD de Suárez: “de centro y democrática”, como su hija, mujer culta y bregada con dos licenciaturas, que realizó el programa Erasmus en Niza, donde estudió un posgrado en Gestión Empresarial y Negocios Internacionales.

¿Qué pasa con Inés, que todos parecen querer enterrarla. “Niña pitonga”, la ha llamado un periodista a sueldo del nacionalcatólico ABC y una prolífica periodista conservadora acaba de escribir que el crédito de Inés ha quedado arruinado por el runrrún de que maniobra para hacer “nuevos servicios a Sánchez”. Inés Arrimadas, sin embargo, en su primer reto con las urnas en las elecciones catalanas de 2009, y después líder nacional de la formación al abandonar Rivera, ganó en votos y escaños, que fueron 36. En las de 2021 se redujeron a 6 – el doble que los del PP-, en proporción similar a la caída en las generales, con Rivera aún al frente del partido, cuando sus 57 escaños se quedaron en 10. Rivera ha pretendido ahora, cuando lo que se decide es un gobierno para Madrid, sustituir a escala nacional un bipartidismo, que sería relativo por la presencia de otros grupos, por un frentismo “popular” y ha prendido la mecha de la discordia. Esa ha sido la herencia recibida por Inés Arrimadas y es a partir de ahí cuando pelea por la supervivencia del Ciudadanos y le reafirma, con su nueva ejecutiva, como un partido autónomo y centrista, liberal en el sentido europeo, para convertirse en el árbitro de conservadores y socialdemócratas. “Hemos pasado de tener un problema en Murcia a tener una OPA hostil, y eso nos ha unido”, ha constatado Inés.

Tan profundo fue el error de Rivera que el propio Toni Cantó, que pretendía que Ciudadanos concurriera a las elecciones madrileñas con el PP, antes de escapar, ha escrito lo siguiente: “Todavía me preguntan fuera de España qué bicho le picó al partido liberal español para negarse a gobernar con el partido socialdemócrata y ejercer una gigantesca influencia en el futuro del país. Dinamitar el extraordinario valor del pragmatismo necesario que define al centro político fue el gran error de Rivera y el camino emprendido por Arrimadas confío en que aspire a recuperarlos”. Escapa, pero confía. Entre tanto, a ver qué pasa el 4-M, porque los escaños de Ciudadanos pueden contribuir a apaciguar a los extremistas a derecha e izquierda del espectro político. De los dos lados, porque, como escribía en este periódico Julia Navarro hace dos años: “Si Albert Rivera no se hubiera equivocado como se equivocó, seguramente hoy Ciudadanos formaría parte del Gobierno en vez de Podemos”. Y días después escribía, en Heraldo, Mikel Iturbe: “Ciudadanos, al respaldar la prórroga propuesta por Sánchez del estado de alarma ha abandonado la sombra del PP para con diez diputados atreverse a navegar en solitario. En esa votación, Arrimadas no solo ha alterado a ERC, sino que ha amplificado en el PSOE la duda sobre la convivencia con UP. En cualquier caso nada invita a pensar que Ciudadanos busque una voladura de sus pactos, aunque la recuperación de su condición intermedia anuncie una nueva etapa”.