Opinión
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  • Diario del Altoaragón

Presencialidad en la Atención Primaria

Médicos de Atención Primaria en el Santo Grial de Huesca
Médicos de Atención Primaria en el Santo Grial de Huesca
Rafael Gobantes

HAN SIDO unos profesionales heroicos en la parte más dura de la pandemia. En retaguardia y vanguardia, como una de esas maquinarias futbolísticas perfectas que han sido definidas con nombres como “la naranja mecánica” o “el fútbol total”, dispuestos a acudir prestos allí donde fueren requeridos. Es más, con iniciativa sobrada como para entender dónde estaban los frentes abiertos, con la ejemplaridad de quienes saben que son una parte de la didáctica de la salud y de la psicología para entender las necesidades de los pacientes.

La Atención Primaria recupera progresivamente la presencialidad, según adelantó ayer la consejera Ripollés. Los argumentos, el hecho de que están vacunados -fundamental- y la apreciación de que la pandemia está “remitiendo”, esta última causa notablemente más endeble porque el coronavirus está exigiéndonos muchísima prudencia y más prevención, que es la parte en la que los sanitarios tienen una especialización a golpe de conocimiento y de experiencia. Con absoluta certeza, los ciudadanos sienten un alivio importante al leer y escuchar este anuncio. Los profesionales “de cabecera” son unos extraordinarios proveedores de confianza, que es un factor fundamental en la sanidad. Más allá de sus facultades para diagnosticar, prescribir y derivar, nos tranquilizan con el carácter observador que, con la mirada y la escucha, apacigua las zozobras y nos ofrece ese valor hoy tan de moda que es la resiliencia. Un buen médico, una buena enfermera, nos acogen amablemente en una situación de resistencia y consiguen que salgamos con otra perspectiva, con certezas en la inmensa mayoría de los casos, con esperanza en los más complejos. Y es en el contacto presencial donde alcanzan la excelencia y nuestra admiración.