Opinión
Por
  • Félix Rodríguez Prendes

¡Hallelu-Ya!

Cristo Resucitado de Barbastro
Cristo Resucitado de Barbastro
D.A.

“El primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro y vio la losa quitada del sepulcro..” (Jn 20,1) Así empezamos a tomar contacto con el hecho insólito de la Resurrección del Señor. Se nos presentan varios temas para la reflexión. Primero la losa; podríamos hacer que representara todo aquello que nos aparta, que se interpone, que nos impide ver al Señor: básicamente son nuestros egoísmos y vanidades; pensamos que podemos mover la losa con solas nuestras fuerzas hasta que nos convencemos de que no, que es mejor el Señor aparte la losa que nosotros le pedimos que haga con nuestras oraciones, con nuestro creer en que verdaderamente ha resucitado y ha cambiado nuestras vidas y la Historia del mundo para siempre. Humildemente rezamos: “Crea en mi un corazón puro y renueva la firmeza de mi espíritu” porque “ un corazón contrito y humillado Tu no lo desprecias” (salmo 50); solo así se moverá la losa.

Segundo: Ni los Hechos de los Apóstoles ni los evangelios hacen mención de que Jesús se presentase primeramente a María, como es seguro que sucedió, siendo como es el mejor de los hijos. Continuamente se acusa a la Iglesia de machista, cuando la persona humana más importante de la Iglesia es una mujer y Jesús, el más agradecido de los hombres, se aparece primero a las mujeres que habían estado con Él hasta el final; eso en un tiempo en que el testimonio de una mujer no era tomado en consideración ni siquiera en un juicio. “Es verdad que algunas mujeres de nuestro grupo nos han sobresaltado, pues fueron muy de mañana al sepulcro, no encontraron su cuerpo e incluso vinieron diciendo que habían visto una aparición de ángeles, que les habían dicho que estaba vivo”, comentan los de Emús según hemos leído en el fragmento del evangelio proclamado hoy (Lucas, 24, 13-35). Hasta San Lucas que es el más mariano de los evangelistas, lo redacta en un tono escéptico. Para los católicos María es la gran mediadora, como quedó en evidencia en las bodas de Canaán.

María Magdalena ha ido temprano al sepulcro, buscando al Señor aunque no lo va a encontrar como esperaba, pero su disposición es de búsqueda: “dime donde lo han puesto y yo iré a buscarlo”. El Señor se deja encontrar y le dice: “María” ¿Qué entonación emplearía el Señor para que solo con una palabra, para ella corriente pues era su nombre, le reconociera?. Y su contestación “Rabboni”, cuya traducción exacta no es Maestro; eso sería Rabbi; sino Maestro mío, es una expresión de amor a la que nos invita a sumarnos. Es tanto como decir: Solo Tu eres el Camino.

Así que el día de Pascua se no da la hoja de ruta para toda la vida: Buscar, encontrar y amar porque “este es el día en que actuó el Señor, sea nuestra alegría y nuestro goza” (sal. 117) y hemos de corresponder a tanto amor.

Tercero. Con el salmo de cada día, en el tiempo de Pascua, cantamos el ¡¡Aleluya!! Expresión que procede de la unión de dos palabras hebreas: Hallelu, que es el imperativo del verbo alabar y Ya de Yahwéh; Hallelu-Ya (alabad a Dios). Es un grito de entusiasmo, de alegría que los primeros cristianos repetían habitualmente. Esto es lo que alegremente nos sale del corazón porque ¡¡realmente Cristo ha resucitado!!.

¡Feliz Pascua!