Paro, el riesgo de quedarse en la superficie
LA PROPIA estructura de contabilidad por sectores de las cifras de desempleo está desfasada. Agricultura, Industria, Servicios, Construcción y Sin Empleo Anterior constituye una categorización de hace prácticamente medio siglo, cuando la fuerza de trabajo en nuestro país se distribuía en estos sectores tradicionales. El mundo, España y nuestra comunidad han evolucionado, de tal manera que la agricultura ha conseguido un virtuoso efecto de V gracias a la progresiva complejidad de una actividad que ha apostado por la transformación y la innovación, la industria a su vez ha desplegado un nuevo escenario innovador en el que interactúa con los servicios por la confluencia de mundos como el de la digitalización, la logística y hasta las energías renovables, y la construcción también lleva ahora su dosis importante de la transformación a través del conocimiento en todas las fases de sus gremios. Estamos cerca de descubrir profesiones hoy ignotas y, sin embargo, las estadísticas del Servicio Estatal de Empleo contemplan la misma estructura de hace muchas décadas.
Como en tantas otras carencias sistémicas, no hemos sabido adaptarnos a esta situación disruptiva por la pandemia para diagnosticarnos, entendernos y analizar cuáles pueden ser los caminos para optimizar el mercado laboral, que, incluso, han de proceder de paradigmas transversales como la distribución territorial. Ayer conocimos los datos y los distintos agentes se lanzaron a arrimar el ascua a su sardina, sin contemplar siquiera que una lectura superficialmente ladeada cambia de posición al siguiente o el siguiente periodo. Bienvenida sea esa leve disminución del desempleo en nuestra provincia y nuestra comunidad, pero quedarnos en la parcialidad no garantizar sino el sufrimiento de un país gordo en paro.
