Opinión
Por
  • Laura Alins Rami

El juego compulsivo, un problema social

ruleta
El juego, un sector que hay que regular
S.E.

HOY DÍA España tiene la tasa más alta de jóvenes ludópatas (de entre 14 y 21 años) de toda Europa. La prevalencia entre los adolescentes de conductas de juego problemático es, por lo menos, el doble que en adultos, debido a una mayor sensibilidad a las recompensas, mayor propensión a implicarse en conductas de riesgo y mayor dependencia del reconocimiento social del grupo de iguales, señala Guillermo Ponce, siquiatra especializado en adicciones. En unos meses el joven queda atrapado por el juego, debido a la facilidad de acceder a él en cualquier lugar, las 24 horas del día. En España alrededor de 400.000 personas juegan de manera patológica.

El problema comenzó a generarse cuando en 2011 se regularizó con enorme laxitud el juego on line y empezaron a proliferar elaboradas y agresivas campañas de publicidad en espacios televisivos, eventos deportivos y en sitios web.

La ludopatía es una enfermedad grave y de difícil cura que arruina la vida de la persona que la padece y de las personas del entorno próximo. Puede llevar al robo, a la mentira, a la soledad, al endeudamiento, al fracaso profesional, a la pobreza, a la neurosis …al suicidio.

Las casas de apuestas on line proliferan como setas. En algunos barrios (normalmente las zonas más deprimidas) existen más locales dedicados al juego de azar que bares. En barrios humildes de Madrid, como Vallecas, por ejemplo, hay una cada cien metros; parece no importar que sea la única alternativa a la juventud.

En muy pocos años hemos pasado de unos centenares, a 6.500 salones de juegos o salas de apuestas, muchos cerca de centros educativos y parques. Las víctimas van cayendo por miles en esta peligrosa forma de ocio que fácilmente deriva en adicción.

El sector mueve el 1,5% del PIB en España, más de 46.000 millones de euros al año, en los diferentes tipos de apuestas; esto supone el doble que la inversión de las familias en luz y gas. Las apuestas on line son las de mayor penetración entre los jóvenes; el número de jugadores aumentó un 79% entre 2014 y 2018 y el gasto medio de cada uno de ellos prácticamente se duplicó en este lustro.

En noviembre de 2020 se aprobó, de la mano del Ministro de Consumo, Alberto Garzón, el RD para regular la publicidad audiovisual de las apuestas on line y juegos de azar. Aunque sin duda es un principio y un límite en medio de la vorágine, se trata de una legislación claramente insuficiente (mantiene la publicidad en eventos deportivos desde las 20:00 horas -momento de máxima audiencia- y establece muchas menos limitaciones publicitarias que al alcohol y al tabaco). Además, no existe ninguna restricción sobre la expansión descontrolada de los establecimientos de apuestas y juego, regulación que depende de las CCAA, y que debería basarse, según la OCU, en moratorias en la concesión de licencias, fijar distancias mínimas entre locales y auditorías periódicas.

Prevención, formación, implicación familiar, información seria de los riesgos del juego y, especialmente, una mayor regulación y control del sector (no hace falta prohibir), es lo que reclaman tantas asociaciones, rehabilitadores y profesionales de la salud. Y junto a ello promover e invertir en otras alternativas de ocio más constructivas. Es necesario que los representantes políticos demuestren mayor sensibilidad hacia esta lacra que afecta a la población más vulnerable, y se empeñen en minimizar el riesgo de caer en el juego compulsivo que tantas tragedias están ocasionando en las familias españolas.