El efecto carpanta de la Astrazeneca

También en el proceloso itinerario de la vacunación existen viceversas. Uno fue vivido directamente por Gartón, que acudió al centro de salud sin mayor prevención ni aprensión. Soportó estoicamente los dos segundos del pinchazo, un cuarto de hora de descanso con un excompañero de Las Navas (inadmisible que a los de nuestro regimiento se les obligue al reposo en lugar de la exhibición de su valor) y a trabajar. Lo que sucedió por la noche le incitó a buscar en google “efectos secundarios de la Astrazeneca”. Había engullido una gran ensalada, dos filetes de merluza, una naranja gigante, frutos secos (no menos de cien gramos de avellanas), queso y chocolate, contraviniendo su costumbre de cenar frugalmente. En lugar de disminución del apetito, se vio atacado por el fenómeno Carpanta, el personaje de tebeo de Escobar. Aviso a navegantes.