Opinión
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  • Diario del Altoaragón

Confluencia de Reyes de Aragón

Día de Aragón Lambán Longás
Javier Lambán entrega la distinción a Félix Longás
Pablo Segura

METAFÓRICA pero significativamente, el panteón real de San Pedro el Viejo fue el anfitrión perfecto de los monarcas que durante siglos rigieron los destinos de Aragón y reposan en el Monasterio de San Juan de la Peña. La Real Hermandad del templo bien definido como la cuna de los posteriores avatares de los aragoneses recogió de manos de Javier Lambán la medalla al mérito cultural con motivo del Día de San Jorge, festividad de nuestra comunidad. Es obvio que, por la propia formación del presidente, las evocaciones históricas con un campo abonado por su vocación a la recuperación de una memoria de siglos y siglos de fulgor de nuestros ancestros. Pero es que, además, la verdad y el honor de nuestra región han de ser recurrentemente traídos hasta los primeros planos de nuestras vidas por los relatos incompletos, interesados y en ocasiones hasta hostiles desde otros territorios que olvidan que Aragón, fundamentalmente, es tierra dada a la convivencia y a los grandes acuerdos. Lo fue en épocas de inestabilidades entre reinados y condados, lo es con más motivo en la actualidad.

El acto de ayer estuvo recubierto, además, del don de la oportunidad para manifestar que, pese a que se han quedado muchos de los nuestros en el camino, como antiguamente yacían en el campo de batalla muchos bajo el estandarte aragonés, la lid contra el diminuto enemigo universal está en la recta final de la victoria. Que, pese a que las escaramuzas del rival han sido continuas en su hostigamiento, ya podemos reunir a los reyes de San Pedro el Viejo con los de San Juan de la Peña. Y que la Real Hermandad, además, sigue recuperando momentos únicos como el reciente de la Hora Sexta. Una labor de guardianes que fue reconocida como se merece, con el unánime clamor.