Opinión
Por
  • David Solano Rubiella

La ganadería familiar busca su sitio

morillo de sampietroFOTO PABLO SEGURA
Ganadería de porcino.
Pablo Segura

CADA día más, Aragón, y especialmente el Alto Aragón, es una zona ganadera. Todos los datos apuntan a que el componente ganadero es mayoritario en nuestra Producción Final Agraria. Con todos los defectos y virtudes que pueda tener la ganadería, tanto intensiva como extensiva, hay que reconocer un hecho diferencial que ha sido rompedor en este último medio siglo: la ganadería ha permitido el empleo y la generación de rentas agrarias independientemente de la cantidad o calidad de la tierra que heredes o dispongas. Ha permitido que haya familias viviendo de su trabajo en secanos rabiosos o en riberas minifundistas, rompiendo el tradicional paradigma de: o eres de buena casa o buscas “tierras al este, donde se trabaja y paga”.

Este factor disruptivo, la independencia de la tierra, que socialmente tan bien nos ha venido en muchos territorios, se está convirtiendo en una debilidad por dos motivos. El primero es ambiental, ya que para evitar errores cometidos en otras zonas de Europa nos vemos obligados, guste o no, a que la gestión de estiércoles esté ligada a la superficie agrícola. Y el segundo es la Política Agraria Común, más o menos dotada con fondos para garantizar las rentas de los agricultores frente a los vaivenes del mercado (entre otros objetivos). Es este segundo punto el que nos está generando más problemas, porque aunque en los Tratados Europeos se hable de personas, la PAC no paga a personas, paga a la superficie. Hectáreas con una determinada actividad, según las tendencias políticas, pero hectáreas. Y si algo tienen en común los ganaderos es que lo son porque no tienen hectáreas.

En los próximos días se ultimará la aplicación en España de la PAC post 2023, y tendremos que salir a la calle a pedir lo de siempre: que los agricultores y ganaderos nos podamos ganar la vida. Y dentro de esta reivindicación, los ganaderos tendremos que conseguir hacer visible que necesitamos que nuestra actividad se vea reflejada en la PAC por las cabezas de animales que cuidamos, por las pocas hectáreas que usamos en alimentación o gestión de estiércoles, y por nuestra profesionalidad. Espero que se no se continúe con la virtualidad de declarar en regiones PAC que nos son impropias.

Desde UAGA proponemos salir de este lio tal y como se ha hecho en Francia, con una definición de Agricultor Genuino real, un Pago Redistributivo que compense la ausencia de hectáreas de los ganaderos, pagos acoplados al máximo, y una vinculación en PAC entre la ganadería y las tierras de cultivo.

Mientras llega ese ansiado día, necesitamos que no se penalice a los ganaderos que mantienen actividad real, ellos no tienen la culpa de que exista una PAC pensada, aplicada y exprimida por agentes que se ensucian poco las manos.

Miembro de la Comisión Ejecutiva de UAGA