Opinión
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  • Diario del Altoaragón

Una comunidad reconocible

Huesca
Aragón, una comunidad reconocible en sus gentes
D.A.

HOY CELEBRAMOS el Día de Aragón, año II de la pandemia. Los aires de tristeza no nos han abandonado, porque los aragoneses hemos recibido de nuestros antepasados un carácter misericordioso, esto es, capaz de llevar el corazón hacia los demás, además de solidario y firme. Por la solidez, hemos soportado tantos meses en una situación anómala y, en medio de la desesperanza, hemos sido capaces de alcanzar acuerdos que han sido la admiración de otros lares de España que han sucumbido con mayor facilidad a los nervios de la delicada coyuntura. Por la sensibilidad, todavía ejercemos en un duelo que no abandona la atmósfera como homenaje imprescindible a quienes han caído en esta cruenta lid contra el virus, que ha intentado desestabilizar todos nuestros cimientos de desarrollo y de relación social.

Por estos matices fundamentales de nuestra personalidad, los aragoneses somos reconocibles y nos reconocemos sin necesidad de identificarnos explícitamente. Lo somos por voluntad, y es que el lugar de nacimiento no condiciona en absoluto una condición que se extiende a los muchos ciudadanos nacidos en otros lugares que un buen día decidieron, en la máxima manifestación del libre albedrío, echar aquí las semillas para las raíces y trabajar con denuedo codo con codo con los que aquí fueron desde la partida de sus vidas. Al tributo a nuestro pasado meritorio y el esfuerzo en el presente laborioso, se une en la línea del tiempo la apuesta por el futuro, porque las gentes de nuestros territorios lanzan la mirada larga para, en una soga imaginaria, ir empujando hacia unos objetivos que suman la diversidad y la individualidad para abrazar la igualdad. Porque somos gente cercana, se nos atisba desde lejos. Con el espíritu de San Jorge y la tonada de una jota, llega el aragonés.