Opinión
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  • Diario del Altoaragón

Irene Vallejo y quienes aman los libros

Irene Vallejo recibe el Premio Aragón de manos de Javier Lambán
Irene Vallejo recibe el Premio Aragón de manos de Javier Lambán
S.E.

LA HOSPITALIDAD constituye un valor inseparable del carácter de las personas que aman los libros. Irene Vallejo esgrimió este concepto cuando recogió ayer el Premio Aragón de manos del presidente del Gobierno, Javier Lambán, cosido con la extraordinaria autora por el hilo del amor por la literatura y la historia. La joven que concibió y confeccionó El Infinito en un Junco como un punto y seguido fascinante dentro de su trayectoria quiso deslindar el aspecto personal para proclamar que el galardón no es sino una reivindicación de la cultura. Una apuesta por la esperanza más que por la experiencia pero engarzada a la creación de los escritores aragoneses que ha dejado una huella indeleble no sólo para nuestra región, sino para toda la humanidad.

La distinción a Irene Vallejo representa una declaración de intenciones justamente en el Día del Libro en el que se conmemora a Miguel de Cervantes y William Shakespeare. Una fecha anual en la que las flores de la primavera acompañan un sereno canto de las personas a aquellos ciudadanos que, en el recogimiento fructífero, exhiben el músculo de la generosidad para entregar a sus congéneres el producto prodigioso de su pensamiento, de su preparación, de su capacidad de observación, de su amor por la belleza y por la verdad, que en sí misma justifica todos los esfuerzos en su nombre.

Aragón es tierra que ha engendrado magníficos autores de la inmensa mayoría de los ámbitos del saber. fecunda en el alumbramiento de quienes hurgan permanentemente en las fuentes de la inspiración y prometedora porque el relevo intergeneracional entre los literatos y los sabios está garantizado. Gentes buenas y hospitalarias porque han cultivado un inmarcesible amor por los libros.