Opinión
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  • Diario del Altoaragón

El crecimiento del ritmo de la vacunación

Campaña de vacunación
Campaña de vacunación
Agencia EFE

SE PERCIBE en determinados ámbitos institucionales un cierto malestar cada vez que se pone en entredicho el ritmo de la vacunación. Incluso cuando, legítimamente, se cuestiona que realmente haya existido un plan para la inyección de las dosis. Quizás sea comprensible la actitud a la defensiva de las administraciones, porque el propio fracaso del sistema de compras de la Unión Europea ha desbaratado todas las predicciones que, desde finales de noviembre cuando se anunció la llegada de la Pfizer y casi consecutivamente las de Moderna y AstraZeneca, se habían pronunciado, si no alegremente, sí de manera inconsecuente con la realidad volátil en la que no había experiencia alguna. Pero deben entender los gobernantes que el escepticismo popular es muchísimo más razonable porque la ciudadanía es como el gato escaldado que del agua huye: han sido tantas las expectativas incumplidas que no cabe fe salvo en los hechos.

Sea como fuere, nos encontramos cerca del ecuador de la primavera y los últimos escollos salvados por Janssen, la vacuna monodosis que, consecuentemente, está llamada -también por su modesto precio- a protagonizar una buena parte del proceso, permiten inducir que no debiera haber vuelta atrás para que los vaticinios de la Unión Europea -ayer refrendados por Von der Leyen- está vez si tengan visos de ratificación por la vía de facto y a mediados de julio pudiera estar abrazada esa meta de la inmunidad de rebaño, aunque España en este sentido ha sido más prudente y la ha fijado en agosto. Han quedado despejadas todas las incertidumbres -con fallos como es lógico- sobre la capacidad del sistema de absorber este trabajo y el ritmo de la vacunación irá abarcando cada vez a más capas de la sociedad. Es el principio del fin de una dolorosa pesadilla.