Opinión
Por
  • Ángel Morán

Educación, respeto, futuro

Candidatos en la Comunidad de Madrid.
Candidatos en la Comunidad de Madrid.
Agencia EFE

Vaya por delante mi más absoluto rechazo y condena a las gravísimas amenazas sufridas por carta contra el ministro del Interior, la directora general de la Guardia Civil y el candidato de Unidas Podemos en Madrid.

Dicho esto, creo que no debe abandonarse jamás el debate en un medio de comunicación. La palabra siempre tiene que ser un arma más sólida, inteligente y afilada que la violencia aunque no vale que esto sea una verdad tan absoluta como gratuita y hueca.

El problema es que este principio debe demostrarse una y otra vez de forma presencial, sobre todo ante aquellos que hacen gala de la intransigencia, la arrogancia y la altivez.

La democracia es algo tan importante, y tan frágil a la vez, que nos obliga a defender sus principios cada día frente a quienes desean imponernos su criterio único y su visión totalitaria.

Llegados aquí, también es cierto que un demócrata no debe actuar propiciando actuaciones similares.

Mientras se respete y acate la ley que todos nos hemos dado, aquí no sobra nadie.

Es verdad que tenemos numerosos casos recientes que evidencian que el filo de este argumento puede ser muy fino. Llegados a ese punto, y si el poder judicial no opina lo contrario, será la ciudadanía quien decida. Precisamente por eso hay que convencer al otro de palabra, de corazón, con ejemplos y con pedagogía. Se trata de exponer los distintos puntos de vista explicando si se desea diálogo abierto y sincero, si se está a favor de un debate con altura de miras para obtener conclusiones y acuerdos o, si por el contrario, se pretende imposición y unilateralidad. El mundo de la política y el del circo no pueden confundirse. Han de ser escenarios distintos. Cuando se mezclan, uno no sabe si reír, llorar o abandonar.

Cada representante popular que se ve obligado a levantarse de un debate, sea del partido que sea, hace que perdamos todos porque eleva el nivel de crispación, fomenta el agravio y multiplica la tensión, la cerrazón y la intransigencia. De todo esto ya tenemos demasiado; no hace falta más porque andamos algo saturados. Mal asunto que esto sirva para meter presión a sus respectivos "hooligans" que, lejos de avergonzarse, se frotan las manos reforzando incívicos comportamientos.

La expresión extendida "nosotros primero" (me refiero a tal o cual país primero) está muy de moda últimamente.

Todos recordamos a líderes de aquí y allá que piden a los votantes que ejerzan un pronunciamiento rotundo e inapelable con el que sentirse autorizados para poner en marcha procesos excluyentes.

Este nacionalismo preocupante, por ser de base supremacista, puede ser de origen, de grupo, de profesión, de creencia o de ideología. Quienes así se posicionan esconden que lo que en realidad pretenden es la reducción al "yo primero" Esto resulta más que evidente en el caso de que, por ejemplo, hubiera que elegir ante una crisis que pueda avecinarse a la vuelta de la esquina. No hay que ser muy listos para entenderlo. Los beneficios para los míos que es donde yo estoy: enorme equivocación que solo genera mediocridad.

Recordemos que uno de los males de nuestra actual sociedad es el individualismo. Junto al egoísmo son los causantes de una falta alarmante de respeto hacia la educación como verdadero eje y motor del cambio, de comprensión de que todos somos portadores de valores idénticos, de superación personal y de grupo.

Tengamos cuidado. Seamos respetuosos, pongamos sensatez y cordura y actuemos con educación. De veras, les aseguro que no es tan difícil. Desde luego es muchísimo más reconfortante y satisfactorio estar a favor del otro que en contra de él por definición.

Igual así conseguimos acercar más las posturas progresando como sociedad. No puede ser que la pandemia no nos haya enseñado nada positivo.

Ánimo, todavía hay esperanza: SÍ A LA PALABRA. Gracias.

Secretario General de FSIE en Huesca

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