Opinión
Por
  • Javier García Antón

Empatía asimétrica

Norbert Feher, Igor el Ruso, en el juicio
Norbert Feher, Igor el Ruso, en el juicio
Agencia EFE

LAS SENTENCIAS judiciales tienen la virtud de colocarnos, despojados de todo artificio, ante los espejos de nuestra inconsistencia. Escuchaba ayer, alborozado como muchos, la condena de Igor el Ruso a prisión permanente revisable, leía las redes sociales y me reconfortaba el advenimiento de muchos colegas a la posición favorable a esa figura tan denostada desde muchos círculos hace seis años, cuando se implantó. Tan controvertida fue que quienes entonces atizaban a degüello al gobierno Rajoy hoy se solazan por su aplicación a Norbert Feher. Quienes vituperaban a los padres de Marta del Castillo y Diana Querr (como si no estuvieran legitimados para su campaña favorable) ahora se adhieren como ajustado a Derecho lo que antaño definían un abuso que conculcaba derechos básicos. Y nada digamos a las víctimas del terrorismo, a las que se les niega el pan y la sal en su pretensión de tener voz en la nueva política de acercamiento a las cárceles vascas de quienes asesinaron, extorsionaron o secuestraron a sus familiares.

Uno de los problemas del ser humano es la asimetría empática, que difumina el foco de la misma realidad dependiendo de la mayor o menor proximidad emocional y hasta física. Daniel Goleman asegura que la empatía es la base de las competencias sociales y de la inteligencia emocional, y Stephen Covey recomienda comprender antes de ser comprendido. Si queremos ser altamente eficaces -título del emblemático libro de Covey-, habremos de mirar los mismos casos con los mismos ojos. Discriminar a conveniencia no hace sino reducir nuestra legitimidad y nuestra autoridad, porque la realidad, al final, nos desnuda con nuestras actitudes y nuestras aptitudes. Y así quedamos retratados.