Opinión
Por
  • Félix Rodríguez Prendes

Existe Dios vs. no existe

dios
La pregunta sobre la existencia de Dios persigue a la humanidad.
S.E.

Esto es un ejercicio puramente dialéctico porque nosotros creemos que Dios existe y que es necesario que exista para explicar las preguntas fundamentales de la filosofía: ¿Cuál es el origen de todo lo que nos rodea? Y ¿Por qué y para qué estamos aquí? ¿Cuál es nuestro fin?

Para llegar de la hipótesis “No existe Dios” a la tesis que la confirmara deberemos someterla al método científico que ya estableció Descartes y para ello podemos enfrentar los distintos campos de la vida en que puede manifestarse o no la existencia de Dios: La aplicación a la existencia del universo ya llevó a Platón a la necesidad de la existencia de un primer motor; asimismo la biología nos llevaría a la necesidad de una primera causa y sobre todo a no poder explicar empíricamente el salto cualitativo de la materia a la vida y la antropología nos pide la existencia de una primer homo sapiens, que puede haber sido fruto de la evolución, como asegura Darwin en el Origen de las especies; pero nadie es capaz de darse el ser a sí mismo.

El método científico es insuficiente para demostrar empíricamente la no existencia de Dios, tampoco la existencia, por ello hemos de acudir a la filosofía y a la teología porque el concepto de Dios tanto para negar sus existencia como para lo contrario es inabarcable para la mente humana.

Dicho esto, los argumentos que emplean los no creyentes, los ateos, son fundamentalmente dos: Como respuesta a la primera pregunta: ¿Cuál es el origen de todo? dicen que después del bing-bang, es decir, la explosión primigenia que dio lugar al inicio del universo y que sucedió de manera fortuita, se originaron la multitud de cuerpos celestes que lo constituyen, después el azar hizo que se desarrollaran las leyes que permiten su equilibrio. Entre todos esos cuerpos celestes se originó también nuestro sistema solar y por una sorprendente reacción química se produjo la primera célula. Admitir esto es una mayúscula demostración de fe porque, repito, empíricamente no hemos demostrado nada.

En principio esto contesta también a la primera parte de la segunda pregunta y todavía no hemos necesitado a Dios. La contestación a la segunda parte es más peliaguda porque si no existe Dios nuestro fin es la desaparición como la de cualquier otro individuo de cualquier otra especie, lo cual es desesperanzador y como decía Sartre, contestando a la tercera pregunta: eso nos lleva a la conclusión de que la vida es una náusea.

El conocimiento se basa en la confluencia de dos potencias: la voluntad y la inteligencia. Primero decidimos que queremos conseguir o concluir y después la inteligencia nos informa de los posibles caminos o itinerarios para conseguirlo o del método para lograrlo. En este caso si partimos voluntariamente de la proposición de que Dios no existe, obligamos a la inteligencia a trabajar con la tara de ese prejuicio porque cuando decimos que Dios no existe lo que estamos obligando a hacer a la inteligencia es a ponernos en el lugar de Dios.

La conclusión es: que es más racional admitir la existencia de Dios, si tanto necesitamos de la fe para afirmar su no existencia y de fe para afirmar que Dios existe. Yo elijo creer en un Dios todopoderoso que, estando como está fuera del tiempo, está continuamente creando y creándonos- También hay una razón de conveniencia: Cuando durante la persecución de Diocleciano, en el año 304; fue crucificada Santa Eulalia, antes del martirio el procurador romano de Emérita Augusta, Aurelius Ursinus, le increpó diciendo: menuda sorpresa te vas a llevar cuando veas que después de la muerte no hay nada; a lo que contestó Santa Eulalia: la sorpresa te la llevarás tú como haya. l