Opinión
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  • Diario del Altoaragón

Convivir con la apertura parcial

Vacunación en Aragón
Vacunación en Aragón.
S.E.

AUNQUE la experiencia de los últimos catorce meses nos ha enseñado que nada de lo que es ahora tiene por qué serlo dentro de unas horas, en principio el Gobierno de Aragón ha anunciado que levantará su confinamiento el próximo domingo, día 9, y que no existirá ya el toque de queda que nos ha acompañado durante medio año. Dentro de las pocas certezas que podemos concebir, difícilmente se nos escapa que la eliminación del toque de queda va a representar un problema, sobre todo teniendo en cuenta que esa libertad se compatibiliza con el mantenimiento de las limitaciones horarias de las actividades no esenciales a las 22:00 horas, por lo que habrá que esperar a conocer otras medidas posibles sobre la convivencia en espacios cerrados, entre otras disposiciones que habrá que habilitar hasta que, por fin, se alcance la anhelada inmunidad de rebaño.

Es justo reconocer que a estas alturas la sensatez impone un cierto vértigo. Incluso, una visión conservadora razonable está motivando que varias comunidades autónomas reclamen al gobierno central la posibilidad de extender el estado de alarma. Estas sensaciones obedecen a tres cuestiones fundamentales: primera, el sentido de responsabilidad de las administraciones regionales; segunda, la inacción a la hora de establecer un nuevo marco regulatorio que ofrezca a las autonomías los mecanismos para encauzar las situaciones delicadas en pandemia; y, tercera, la insuficiencia en una vacunación que a estas alturas apenas ha suministrado al menos una dosis a la cuarta parte de la población, transcurridos ya 130 días. Estas ineficiencias, que no empecen para que el estado sanitario hoy sea mejor que hace unos meses, se pagan y nos sumen de nuevo en las incertidumbres, las dudas y los miedos. Hay que cuidarse.