Opinión
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  • Diario del Altoaragón

En las vacunas está la solución

vacuna astrazeneca
Vacunación en Huesca
Pablo Segura

CUANDO Pedro Sánchez anunció la prórroga del estado de alarma hasta el 9 de mayo, justo es decirlo con la oposición dialéctica de no pocos que ahora le acusan de dejadez en sus responsabilidades por la falta de mecanismos suficientes para controlar la pandemia, es más que probable que dispusiera de información suficiente como para pensar que los supuestos pero inexistentes planes de vacunación fueran a tener un resultado mucho más rápido y diligente que los que se han demostrado reales con el paso del tiempo. No, no sirven esas autocomplacencias ventajistas actuales de aquellos grupos o sectores que se suben al carro de un ritmo más acelerado para decir que está funcionado aceptablemente. No semeja en nada los anuncios de finales de noviembre, cuando apareció Pfizer, ni los del 27 de diciembre, cuando se pusieron las primeras dosis a mayores en medio de proclamas solemnes que preconizaban una velocidad de vértigo para dejar atrás el coronavirus.

Llegamos al fin del estado de alarma con muchísimas menos vacunas de las que serían razonables y no sirve mirar al derredor paupérrimo europeo, sino fijarnos en quienes lo han hecho bien. Consolarse en los perdedores es propio de falsarios, mientras que asumir que hay mejores nos coloca en el camino de ser más exigentes. No sólo se ha vacunado poco, más de 130 días después de iniciar la inoculación, sino que además no se ha habilitado el marco regulatorio para que, en la apertura de hoy, las comunidades dispongan de opciones seguras de establecer hasta el final de la pandemia unas medidas que ayuden a evitar nuevos rebrotes. Nos lanzamos al vacío con una red que sólo resguardará a aquellos que puedan ser vacunados, con sensación de provisionalidad y con miedos. Se avecinan episodios indeseados.