Opinión
Por
  • Javier García Antón

Cucaracha el bandolero

Cucaracha el bandolero
Libro "Cucaracha el bandolero" de José Antonio Adell y Celedonio García
D.A.

UN PAÍS acumula una sucesión de problemas cuando sufre una aculturación invasiva desde otras latitudes y altitudes hasta el punto de irse al bosque de Sherwood a encontrar a Robin Hood a pesar de tener en los Monegros, el Cinca y La Litera a Mariano Gavín Suñén, que como el Hood fue reconocido por las clases humildes como el que robaba a los ricos para dárselo a los pobres. En torno al de Alcubierre se han tejido literatura, música, títeres y próximamente teatro, con importantes esfuerzos divulgativos que encuentran ahora el colofón con “Cucaracha, el bandolero”, una interpretación a cuatro manos virtuosa de ese dueto de la cultura aragonesa que son José Antonio Adell y Celedonio García, bajo edición de Pirineo.

La primera novela de Adell & García, que presenta en Sariñena el jueves otro audaz como Salvador Trallero, es la consecuencia de la transformación narrativa de su esfuerzo investigador y documental a través de una ambientación serena pero precisa y una estructura concebida a través de idas y venidas en la cronología que mantienen la tensión a golpe de trabucazos y cabalgadas. Un recorrido por los agrestes paisajes monegrinos, los peligrosos ríos y una urdimbre argumental en el que participan caciques y pobres, alcaldes y pastores, guardias civiles y carlistas, amantes, bandidos de ida y vuelta, siempre alrededor del halo del Cucaracha.

Hasta el desenlace fatal para Mariano en el Corral de la Nica por la perspicacia del joven cuerpo de la Guardia Civil encarnado en su teniente Lafuente, enseñanzas de vida y costumbres, diálogos espléndidos como el del rico Ruata y el Cucaracha, criterios para que el lector descubra que ni es oro todo lo que reluce ni la maldad es patrimonio del bandolero.