Opinión
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  • Diario del Altoaragón

La invisibilidad del Alto Aragón

Aínsa
Vista de Aínsa
D.A.

HASTA LA WIKIPEDIA es consciente de que la provincia de Huesca es tan enorme como despoblada, por lo que su densidad de población apenas supera los 14 habitantes por kilómetro cuadrado. No debieron consultarla los gobiernos de Aragón, Castilla-La Mancha y Castilla y León, que han marcado las provincias de Teruel, Cuenca y Soria como objetivos para la captación de subvenciones para la atracción de empresas por su debilidad demográfica. Como toda providencia, añadieron algunas comarcas aledañas, por ejemplo en Aragón cuatro más zaragozanas, al tener menos de 12,5 vecinos de densidad. Guarismo que ni de lejos alcanzan Sobrarbe (poco más de 3,5), Ribagorza (en torno a 5,4), Monegros (7,5), Jacetania y Alto Gállego, estas últimas en torno a 10. En esta espiral de postulantes a la necesaria mejoría en la asignatura del reto demográfico, el Alto Aragón parece condenado a una característica propia de algunos sectores de edad: la invisibilidad. Condición que no sería grave, sino de agradecer, en el caso de que nuestra provincia nadara en la abundancia empresarial (limitada apenas a cuatro zonas) y en la riqueza de infraestructuras para aprovechar su indiscutible fortaleza geoestratégica.

Si de verdad aspiramos a un reequilibrio territorial que haga más eficiente el conjunto del Estado y cada una de las comunidades autónomas desde dentro, precisamos un rigor exquisito para no dejar fuera de ayudas y de reivindicaciones provincias como la de Huesca, investida con una aureola de equilibrio que no es tal y penalizada por la debilidad de una capital tan prometedora en oportunidades como ayuna de realidades transformadoras. Una tierra necesitada de una resiliencia de verdad para la que se precisa el acompañamiento oficial. Se busca visibilidad.