Opinión
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  • Diario del Altoaragón

Reto demográfico y despoblación

José Manuel Salvador y Javier Allué, director general de Ordenación del Territorio y Comisionado del Gobierno de Aragón para la Despoblación.
José Manuel Salvador y Javier Allué, director general de Ordenación del Territorio y Comisionado del Gobierno de Aragón para la Despoblación.
S.E.

DESPUÉS de la firma de un Pacto de Albarracín sobre las ayudas a la despoblación que ningunea a la provincia de Huesca y sus cinco comarcas (más de la mitad del territorio) en sangrante problema poblacional, la intervención de los representantes de nuestra comunidad en la Conferencia Sectorial del Reto Demográfico ahonda todavía más en la desazón que provocó el encuentro entre la máxima representación de nuestra comunidad y las dos Castillas. Dejando la oración en pasiva, el comisionado Allué pidió al Ministerio concreción sobre las zonas que considera incursas en riesgo de vaciamiento de personas, cuando con absoluta seguridad este representante conoce de memoria perfectamente todas las comarcas y áreas en las que la actividad humana pende de un hilo más próximo a romperse que a reforzarse. Tiene razón, eso sí, en la introducción de matices entre el desafío de la demografía y la profunda precariedad de los censos y de los pueblos a punto de abandono, y sin embargo son dos caras de la misma moneda porque, una vez resuelto negativamente el terrible proceso que afecta a un 42 % del territorio de España según desvelaba un informe, el peligro consecuente serán los pequeños municipios de hasta unos miles de habitantes y las muchísimas ciudades que languidecen por la agresividad tractora de las urbes.

A la espera de conocer las 130 medidas proclamadas sin detalle por la ministra, conviene una reflexión dentro de las comunidades autónomas para entender que la situación también demanda políticas de ordenación territorial dentro de ellas para que las grandes capitales, como Zaragoza, no profundicen en el efecto succión que es terrible para el resto de la región. Si la descentralización es interesadamente discriminatoria, pierde coherencia, rigor y sentido.