Opinión
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  • Diario del Altoaragón

Un gran museo para Santiago Ramón y Cajal

Santiago Ramón y Cajal
Santiago Ramón y Cajal
S.E.

Es preciso sacudir enérgicamente el bosque de las neuronas cerebrales adormecidas; es menester hacerlas vibrar con la emoción de lo nuevo e infundirles nobles y elevadas inquietudes”. La arenga de Santiago Ramón y Cajal retumba en estos tiempos en los que un grupo del Ministerio de Ciencia e Innovación está promoviendo la creación de un Museo al Premio Nobel aragonés, sin lugar a dudas el gran inspirador de todos los avances en torno a la neurociencia, reconocido como es por todos sus investigadores por la prodigiosa clarividencia y su gran trabajo para desvelar las neuronas y el funcionamiento de sus interacciones y sus interconexiones.

En nuestra comunidad, tan poco dada a aplaudir a los nuestros y elevarlos hasta los altares de nuestra máxima consideración como se aprecia en muchos grandes prohombres que en distintas disciplinas integran lo más selecto de la historia de la humanidad, parece haber surgido ahora, como quien despierta, una especie de disputa para albergar un museo a la altura del hombre de Santiago Ramón y Cajal. Como todo fundamento, se esgrimen apenas apuntes históricos sobre las vivencias del renacentista alumbrado en Petilla de Aragón en cada uno de los lugares, en muchos casos por representantes institucionales que apenas pueden sostener una mínima conversación sobre la multidisciplinar personalidad del sabio. Si nuestra comunidad autónoma desea de verdad hacerse con la voluntad ministerial, en primer lugar ha de juntar todos los huevos de los méritos en la misma cesta y, a continuación, olvidar los criterios demográficos que siempre benefician al gran foco poblacional. El Museo de Ramón y Cajal ha de resultar tan sugerente, atractivo e inspirador que no necesita pensar en densidades sino en cualidades.