La resiliencia del Peñas

El Club Baloncesto Peñas, bajo el patrocinio y el respaldo más que económico de Levitec, ha conseguido salvar la temporada más extraña de los anales del deporte de la canasta, una prueba de obstáculos, de suspensiones por los positivos de covid-19, de prórrogas y, finalmente, de espera. Una tensa y enojosa espera que derivó en una de las mayores crueldades en una competición deportiva: la dependencia de un encuentro entre orensanos y murcianos en los que, como todo apoyo a los segundos, sólo se podía enviar aliento a través de las imágenes y unas cuantas oraciones laurentinas. Un último minuto eterno, terrible, en el que más allá de unos guarismos en el electrónico se sustanciaba el futuro y la continuidad de un club histórico que tantas y tantas alegrías ha dado a esta ciudad y esta provincia en las últimas décadas.

Los avatares más cercanos en torno al Peñas han demostrado una resiliencia extraordinaria. En un deporte cuyos órganos directivos nacionales han dado tumbos hasta el punto de que la anarquía ha invadido las distintas categorías, existe una voluntad dentro del club no sólo de continuidad, sino de buscar nuevos horizontes para retomar incluso el sueño del máximo eslabón en el baloncesto español. Es muy difícil realizar un balance de la campaña desarrollada en medio de un marasmo organizativo, por lo que a las penurias y los sobresaltos ha de suceder la serenidad, la cultura de un club que ayuda siempre a la planificación y la proyección de una nueva etapa sin renuncia alguna. Estamos firmemente convencidos de que la LEB Oro no es el techo, ni mucho menos, del Peñas y también de que vamos a disfrutar de grandes hitos con los que revivir la etapa más dorada y más mágica de la trayectoria del club. Todos estaremos empujando.