Opinión
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  • Diario del Altoaragón

El penúltimo paso decisivo de Sijena

Monasterio de Villanueva de Sijena
Monasterio de Villanueva de Sijena
Rafael Gobantes

EL TRIBUNAL Supremo ha dado el penúltimo aldabonazo a la legítima aspiración altoaragonesa de recuperar la integridad artística e histórica del Monasterio de Villanueva de Sijena. No otra es la intención más que la de restituir todas las obras que fueron creadas para el templo al lugar para el que fueron concebidas, que con criterios no sólo de justicia sino de cultura no admiten discusión alguna: los maestros, los artífices de los distintos oficios y los pueblos concibieron y efectuaron los trabajos que les identifican y que son, a su vez, reflejo de su personalidad. Con la máxima instancia y su rechazo a los incidentes de nulidad de actuaciones planteados por las instituciones catalanas, se aseguran los 97 bienes que ya fueron retornados a tierras monegrinas. Por delante, un último paso, muy trascendental, eso sí, como es la devolución de las pinturas murales de la Sala Capitular que están depositadas en el Museo Nacional de Arte de Cataluña, comunidad que alega “la extrema fragilidad” de las pinturas para el traslado, argumento que en los tiempos actuales no se sostiene con solidez por los avances que favorecerán el regreso.

Aunque la comunidad vecina, enroscada en una espiral ya difícilmente comprensible de obstaculización de la Justicia y rechazo sistemático de las sentencias siempre favorables a Aragón, buscará la vía del Constitucional, el Ayuntamiento de Villanueva de Sijena ya ha anunciado que es la hora de mirar hacia delante, que todo este tedioso conflicto ha de dar paso a un plan director que sitúe el monumento en su máximo esplendor con las condiciones de integridad y de optimización que demanda su propio valor, por un lado, y que además dé saltos hacia el mapa mundial de los destinos turísticos que, por su propia esencia, son dignos de ser visitados y admirados.