Opinión
Por
  • María Lanzarote Aso

La Fueva y los huertos solares

Vista de La Fueva
Vista de La Fueva
S.E.

En una de mis visitas al valle de La Fueva y a la localidad de Palo, pude tomar esta fotografía desde la parte alta del pueblo. La verdad es que me quedé maravillada con la vista de Cotiella, pero cada vez que vuelvo a mirar la fotografía, me digo que la foto no sería nada sin todo lo que rodea a la montaña.

Era el mes de agosto, campos de cereal ya segados, prados de hierba y alfalce para el ganado todavía verdes en aquellos puntos donde existe posibilidad de riego, pueblos vivos, tierra que nutre y es nutrida, que respira al ritmo de la vida de la alta montaña, y que da de comer a muchas familias, que generación tras generación han mantenido su hogar amarrado a ella, y otras muchas que lo están creando, al son de la agricultura y la ganadería, al ritmo de la tierra. Un valle, que todavía no está masificado por el turismo, y que recibe al visitante con amabilidad y cariño.

No me imagino esta tierra “sembrada de huertos solares” como lo quieren vender, esos no son huertos, son industrias, son macroproyectos que sólo buscan intereses económicos y beneficios empresariales, sin pensar en los habitantes y amigos del territorio. Se pueden entender las posturas de los pequeños particulares, que “engañados”, han “arrendado” sus tierras, pero que ahora ven que no hay todo aquel beneficio que les prometían, y cómo el perjuicio para el territorio es mayor.

En Sobrarbe tenemos una línea eléctrica que cruza el Valle de Bujaruelo y por ese motivo ese espacio no puede incluirse dentro del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido; tenemos minicentrales hidroeléctricas por todo el Valle del Cinca y muchos de sus ibones; tenemos los embalses de Mediano y del Grado; tenemos una carretera Nacional tercermundista por culpa del desestimado proyecto de un embalse en Jánovas, entre Balupor y Fiscal. Sobrarbe ya es suficiente “socia” de las hidroeléctricas sin que se cuente con sus habitantes, y sin que de ello se obtengan ya no beneficios, sino al menos unos buenos servicios para nuestros pueblos, en los que las líneas eléctricas están obsoletas, no hay buena cobertura telefónica y qué decir de señal de internet. Sobrarbe ya paga muy caro el recibo de la luz y las telecomunicaciones.

Como sobrarbenses y amigos de estas tierras debemos alzar la voz. Yo no quiero más proyectos que destrocen nuestro crecimiento natural y se lleven por delante todo aquello que nos pone en primera línea del turismo y de la vida en el mundo rural, por favorecer a otros que al final nunca se acuerdan de nosotros.

Creo que sobran placas y faltan proyectos e inversiones que fijen población en este territorio, y estos macroproyectos industriales incentivan a todo lo contrario.

Tenemos una Comarca con grandes posibilidades, un tierra de contrastes, desde la Sierra de Guara hasta Monte Perdido; luces y reflejos en los embalses de Mediano y el Grado, aguas cristalinas en el Ara y el Cinca, campos de labor, Abizanda, Bárcabo, Boltaña, Aínsa-Sobrarbe, Palo, La Fueva, el Pueyo de Araguás, la Ribera de Fiscal, Laspuña, Puértolas, Labuerda; Valles autóctonos en las cabeceras, Broto, Torla, Bielsa, Gistaín, Fanlo, Tella, Plan y San Juan; un patrimonio natural y cultural, material e inmaterial infinito. Un mundo ligado a la agricultura y a la ganadería, que aquí sobrevive, con escasas ayudas y recursos, y del que comen muchas familias. Debemos querernos más y apostar por lo nuestro.

Hoy las placas nos “las venden” el La Fueva y Palo ¿Y mañana, dónde?