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  • Diario del Altoaragón

Jaca, la vacunación y el sentido común

Vacuna de AstraZeneca
Vacuna de AstraZeneca
Agencia EFE

SI CADA VEZ que se han levantado las restricciones de movilidad en cualquier lugar de la provincia ha supuesto un alivio importante para todos, el caso de Jaca es especialmente paradigmático por lo que representa para todo el territorio, para el turismo y, por supuesto, para la propia ciudad y la comarca. Una Jaca confinada es una especie de pesadilla lóbrega ante la que no nos podemos resignar, porque en mayor o menor medida todos hemos disfrutado de vivencias singulares que han marcado momentos de nuestras vidas. Y esa personalización imprime un carácter.

Con más de 805.000 dosis ya inyectadas en nuestra comunidad autónoma (se suman una cierta mayor eficiencia y, por supuesto, una demografía limitada), nos encontramos en una encrucijada vital, por fin con sensaciones que nos permiten mirar el horizonte con un mayor optimismo. Sí, ni siquiera los botellones y algunas otras aglomeraciones han auspiciado ya los tremendos efectos adversos que nos han perseguido durante quince misas, fundamentalmente porque el universo contagiable ha decrecido por el doble factor de las vacunas y de los anticuerpos adquiridos por quienes han sido pacientes de esta desasosegante enfermedad. Ahora es el tiempo de recobrar paulatina y sensatamente la normalidad, con más conocimiento sobre el comportamiento del virus y con unas enormes ganas de que todas las dudas en torno al proceso de vacunación se disipen a golpe de ciencia y de coherencia. Uno de los iconos de la lucha contra la covid, las mascarillas, se van a quedar un tiempo pero se presume que su uso será más limitado y, por tanto, esa impresión tan oscura tenderá a desaparecer. Tendremos verano, por supuesto, pero vamos a seguir apostando por la prevención que es el motor de la confianza.