Opinión
Por
  • Javier García Antón

El trasto en la cabeza

La aragonesa Teresa Perales, Princesa de Asturias en Deportes
La aragonesa Teresa Perales, Princesa de Asturias en Deportes
Guillermo Mestre

NO HAY mejor entrevista que esa en la que fluye la conversación hasta que las preguntas y las respuestas son de ida y vuelta. Coincide, en buena medida, con el grado de bonhomía del interlocutor, y de hecho los grandes titulares proceden de ese ágora metafórico con el mortero indestructible que es la confianza.

Con Teresa Perales aquella charla fue larga, tendida, relajada. Lejos de alardear y asumir el papel de heroína que todos le atribuimos (aunque sea por el efecto contagio y pedagógico de sus gestas), la nadadora relativizaba las brazadas que le había dado a las aguas de la vida. Ya había experimentado, por aquel entonces, el sabor que produce morder el oro olímpico. Y los reconocimientos institucionales como directora general del Gobierno de Aragón y responsable de área en el Ayuntamiento de Zaragoza. Y, sin embargo, con esa mirada que rezuma la chispa de la vida, se sorprendía de que nos sorprendiéramos de su nada sorprendente (en su concepto) trayectoria. Y entonces, señaló su silla rodada y después su cabeza para exclamar una frase que desde entonces no me ha abandonado: “El trasto no está debajo del culo, sino en la cabeza”. En el prejuicio, en la miopía para entender el valor de la diversidad. Fernando Savater afirma que no hay educación si no hay verdad que transmitir, si todo es más o menos verdad, si cada cual tiene su verdad igualmente respetable y no se puede decidir racionalmente entre tanta diversidad.

Aquella muchacha que me ofreció una expresión lapidaria para entender la normalidad y los terrenos donde se mide la dimensión de las personas es la nueva Princesa de Asturias del Deporte. Y el motor de este éxito no está en los brazos, sino en el corazón y la cabeza.