Opinión
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  • Diario del Altoaragón

Mercado laboral, no perderse en matices

Oficina de Empleo en Madrid
Oficina de Empleo en Madrid
EP

A LOS VIEJOS y buenos directores provincial de Trabajo, que en Huesca los hubo y algunos alcanzaron posterior nombradía y cargos importantes, jamás se les ocurría lanzar ninguna expresión de júbilo por más que los datos de un mes fueran extraordinariamente propicios para el objetivo de la tendencia imposible aunque deseada hacia el cero. Para su cautela, manejaban dos verdades irrefutables: la primera, que hay que tener la suficiente sensibilidad hacia las miles de familias en cuyos hogares se instala el drama de la falta de un empleo con una retribución digna; la segunda, que un periodo mensual es una especie de traidor que hoy sonríe y mañana apuñala, por lo que sólo hay que extraer conclusiones certeras cuando un plazo suficientemente prolongado favorece el rigor en la lectura.

Por ambas consideraciones, sobran las interpretaciones eufóricas, como también las interpelaciones catastrofistas. Casi once mil parados en Huesca, más de sesenta mil en Aragón, 3,7 millones en España, con un cuerpo de afectados por ERTE enorme, son unos guarismos absolutamente inaceptables que constatan la dificultad que nuestro país tiene para desprenderse de una lacra estructural. La contextualización no induce a un optimismo si no es moderado, ni tampoco conviene entregarse a un pesimismo destructivo. Lo que conviene es que todos los actores que intervienen sobre el mercado laboral se sienten en la misma mesa, expongan sus experiencias y sus consideraciones, manifiesten cuáles son sus propuestas y, a partir de ahí, se pongan a trabajar desde ya y como si no hubiera un mañana. La resiliencia y la recuperación no es una declaración de intenciones, sino que debe ser un carro en el que nos alineemos todos para empujar alcanzando metas recurrentes.