Opinión
Por
  • Ángel Morán Viscasillas

La vida es bella

Visitantes en el Museo Diocesano de Barbastro-Monzón
Visitantes en el Museo Diocesano de Barbastro-Monzón
Á. H.

La sociedad en la que vivimos nos tiene acostumbrados a ver el lado negativo de las cosas, a buscar peros y a dudar de todo y de todos. Preferimos un papel pasivo, de bajo perfil y desgaste que lleva a adoptar la postura cómoda del que deja hacer mientras opta por un segundo plano agazapado. Es bastante más sencillo, pero infinitamente más aburrido.

Me gusta levantarme cada mañana pensando en lo que puedo hacer desde el sindicato, en los retos que me esperan, en la gente con la que voy a hablar, en cómo puedo ayudarles a resolver sus problemas. Mi trabajo es precisamente ese. Que me apasione lo que hago no presupone que lo consiga, pero sí que lo intente. Lo cierto es que tras varios fracasos la mente se espabila y a veces hasta encuentra por dónde meter la luz.

La introducción viene al caso del último proyecto que llevo entre manos y que no es otro que agradecer al Obispado de Barbastro-Monzón y al Departamento de Educación y Cultura (y afortunadamente a mucha otra gente anónima) el trabajo conjunto hecho para conseguir la devolución de las 111 obras de arte que se encontraban en depósito y que han vuelto por el tesón demostrado, por el rigor a la hora de defender la postura y por la profesionalidad de quienes se han leído nada menos que 24.000 folios de instrucción que es la extensión que ha tenido, de momento, este proceso.

El jueves 15 de junio de 1995 se firmaron los nuevos límites diocesanos en la Concatedral de Monzón. Con ellos, y ese mismo día, se solicitó el levantamiento del depósito. Cuatro prelados y ocho consejeros han transitado por estos 26 años de intentos en donde en varias ocasiones se han explorado distintas vías de diálogo y consenso sin que fuera posible llegar al anhelado acuerdo para zanjar el tema.

El miércoles 10 de marzo, el último camión que traía las obras ascendió lentamente camino de su destino actual, que recordemos es provisional. Eso supone que la sentencia se podría interpretar nuevamente. El sentido común lleva a cumplir fielmente las disposiciones del juez que contemplan que, si había habido una colección hasta esa fecha así debe seguir en el museo diocesano. Al menos mientras no haya un pronunciamiento definitivo.

Me interesa dar buenas noticias a la gente y por eso lucho a diario, para que se hagan realidad, para que cobren cuerpo, para que se hable de ellas, para poner palabras bonitas en contextos cansados de pandemia, de enfermedad, de muerte, de hastío y de declaraciones estridentes de personas que pretenden enfrentarnos a diario a pesar de lo que estamos pasando. Estoy cansado de los titulares impactantes, del paro al que se enfrenta una generación de jóvenes más preparados que nosotros, de los trabajadores que sufren ertes, de la disfrazada subida de la luz a los hogares y del eterno enfrentamiento de buenos contra malos a partir de la cuna. Prefiero hablar del coraje, la gallardía, el valor y el ejemplo dado a los chicos y chicas por la SD Huesca, que hasta bajando de categoría nos han dado motivos de legítimo orgullo a toda la provincia.

Precisamente por eso trabajo últimamente de forma incesante, para que valoremos los altoaragoneses que hay personas que esforzándose han logrado que volviera un tesoro único a Barbastro. Y no, no me refiero a los cuadros ni a las imágenes ni a los objetos de culto ni analizo su valor de mercado ni defiendo al Obispo ni tampoco al Consejero. Me importa mucho, eso sí, la lectura que haga el alumnado de nuestra tierra cuando sus docentes les pongan en ese espacio museístico de primer orden pensado hace poco y abierto hace 10 años para recibir lo que entonces solo era un sueño. Espero que ese día entiendan el discurso de las obras expuestas, símbolo del paso del tiempo, de las creencias y de las técnicas. Dicho esto, lo que espero de corazón es que nuestros jóvenes valoren el mapa de los sentimientos no escritos que el proceso ha dejado desde 1889. Solo así comprenderán que hubo unas gentes que hicieron frente a la adversidad y que decidieron emprender conjuntamente el camino del renacimiento con tesón, fortaleza, rasmia y empeño.

Este 15 de junio mi sindicato FSIE quiere poner un enorme “gracias” en el acto que vamos a celebrar en el museo de Barbastro-Monzón. En los preparativos de este último mes y pico de atrás me he dado cuenta de que en nuestra tierra hasta eso es complicado. No seré yo quien desfallezca para conseguirlo. Recuerden, a pesar de los pesares…la vida es bella.

Secretario General de Fsie en Huesca

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