ELA y discapacidad, sin respaldos

HOY, DÍA MUNDIAL DE LA ELA, hemos de gritar alto y claro que los enfermos de esta terrible enfermedad están huérfanos de ayudas. A nuestras páginas traemos también las reivindicaciones del sector de la discapacidad (la Esclerosis Lateral Amiotrófica cursa en efectos inhabilitantes) de apoyos para afrontar los gastos de la covid, que se han multiplicado durante estos quince meses a pesar del admirable esfuerzo de los profesionales de este sector (siempre más allá del cumplimiento del deber) y en un tiempo en el que el voluntariado se ha visto capitidisminuido incluso por exigencia -comprensible- oficial, además de la merma de soporte financiero desde los socios en una coyuntura en la que, quien más quien menos, todos nos hemos visto afectados en nuestro poder adquisitivo. El lema de gobiernos internacionales, nacionales y regionales de que nadie se va a quedar atrás se ha convertido en una insustancial declaración de intenciones, porque la crisis sanitaria ha arrastrado a muchísimas actividades.
Que un enfermo de ELA aguante una media de 44.000 euros anuales de gasto y apenas encuentre ayudas institucionales añade un aspecto sangrante a la de por sí triste realidad de quienes sufren esta patología. Que la terapia de personas con discapacidad intelectual o física, de ciudadanos con enfermedad mental, no sea cubierta por parte de las administraciones no es sino un incumplimiento de los derechos que proclama nuestra Constitución. Las organizaciones del Tercer Sector están ofreciendo un servicio extraordinario a la sociedad y a las instituciones, con una optimización en la generación y uso de los recursos que alivia las arcas de todos los contribuyentes, y por tanto no pueden encontrar sino respuestas eficaces a sus demandas, sustantivas en el Estado de Bienestar.